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Estos días hemos podido ver con notable entusiasmo cómo el sector primario se movilizaba emulando a sus colegas franceses –qué envidia las manifestaciones francesas– contra la política agraria común y cómo a la entrada en Barcelona se les aplaudía con emoción. Les aplaudía un montón de gente que luego va al súper y compra lo más barato que encuentra, sin mirar origen ni procedencia, pero que está entusiasmada con la tractorada, porque somos así de hipócritas y porque la mani no fue en finde y no putearon a nadie en su salida de la ciudad. Seamos serios: la Política Agraria Común es un despropósito, y la burocracia –que padecemos todos– también. Horas interminables perdidas en facturas digitales, citas previas y otros despropósitos aberrantes justifican tractoradas, quemas de contenedores y asaltos a la Bastilla. Pero seamos consecuentes: si queremos payeses hay que comprar sus productos.