No deberíamos perder la costumbre de ir al cine. Con la cantidad de series, películas y documentales que podemos ver desde casa, algunos de mis amigos han renunciado al cine. Personalmente siempre he sido una defensora de ciertos rituales. Ir al cine, por ejemplo, me parece un ritual que vale la pena. Me gusta la idea de mirar la cartelera, buscar los títulos y los horarios correspondientes, cambiarme de ropa y hacer cola (mejor si es cortita) en la taquilla. Luego está aquello de comprar palomitas (odio las palomitas, pero no conozco a nadie como yo en este tema), algunas chuches, y una botella de agua o de refresco. Lo mejor, sin duda, es sentarte en la sala, compartir el silencio con los desconocidos que te rodean, y dejarte llevar por las imágenes que surgen en la pantalla. Trasladarse a un mundo ficticio sin interrupciones ni estorbos.
Volver al cine
Palma19/02/24 0:30
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1 comentario
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Se le ha olvidado añadir que en el cine los otros espectadores en muchas ocasiones no te dejan disfrutar de la peli porque en voz alta la comentan, les pides silencio y no se callan; y que durante la proyección no hay oscuridad para concentrarnos porque están esos y otros espectadores dando la murga con el móvil encendido mirando redes sociales. Me ha sucedido las cuatro últimas veces que fui a ver una película. Esto que acabo de describir también sucede cuando vas a una sala de cine, y acabas harto. Prefiero quedarme en casa.