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Hablando de oráculos y profecías, resulta que la situación en la que está el mundo inmerso ahora mismo había sido pronosticada, según dicen, por una vidente macedonia fallecida a finales del siglo XX que llamaban Baba Vanga. La mujer, ciega desde la adolescencia, escuchaba voces que le describían momentos del futuro tan lejanos incluso como el año 5079. Los que quieren creer en este tipo de cuestiones aseguran que sus aciertos rondan el 85 por ciento, aunque lo cierto es que de lo publicado hasta ahora la mayor parte es pura bazofia. Y bien ¿qué pronosticó para este convulso 2024? ¡La tercera guerra mundial, por supuesto! Sus palabras exactas fueron «la gran guerra que azotaría a Europa en 2023», un conflicto que perduraría hasta 2043. ¡Ahí es nada! Pero lo peor estaba aún por desvelar, porque en esa fecha la anciana sibila predijo que «se establecería un califato musulmán en todo el continente europeo». Este tipo de majaderías nos sirven para hacernos unas risas o quizá rendirnos de una vez a la ola belicista que pretenden que arrase Europa, ignoro si con el fin de hacer otro gran negocio con el trapicheo de armas o porque realmente los que saben –y se empeñan en mantener ocultas las verdades– están seguros de que el arsenal multimillonario que reclaman nos va a hacer falta. Francamente, no creo que a día de hoy se solucione ningún conflicto por la vía de las armas. Puestos a vaticinar, auguro que Rusia se quedará con el trozo del pastel ucraniano que desee mientras los países europeos llorarán y se flagelarán. E Israel culminará la matanza para pulverizar a Hamás, que resucitará con otro nombre. Mientras la gentuza tenga patrocinadores permanecerá vivita y coleando. Es indestructible.