La gran revolución que ha hecho posible que «cualquier tipo de visitante tenga acceso al vulnerable centro histórico de nuestras ciudades» (otra vez el personaje literario), y en el caso de Balears que se lo compren, ha sido la eclosión de las líneas aéreas de bajo coste. Si en los primeros años noventa apenas transportaban unos pocos millones de pasajeros, en la actualidad copan prácticamente el 60 % del tráfico mundial. Con la masificación, y sus consecuencias sobre la vivienda, la circulación de vehículos y personas y, en definitiva, sobre la calidad de vida, surge el malestar social. Ya no es minoritario ni exclusivo de los sempiternos mensajeros del decrecimiento. Como muestra: el turismo de bicicleta fue hace no tanto la alternativa de mercado para determinados establecimientos hoteleros, que se especializaron en esa modalidad y fueron valorados socialmente por su visión de futuro. Hoy, determinados trayectos en coche, sobre todo en las carreteras de montaña, y también en Mallorca en las del Pla, han devenido agónicos a causa de los pelotones ciclistas. Pero en Balears no son sólo los turistas. El crecimiento exponencial de la población en las últimas décadas tiene mucho que ver. Sin embargo, las infraestructuras son las mismas que hace veinte años. Y cuando la Administración de Armengol consiguió poner en marcha, después de múltiples presentaciones, una importante dotación sanitaria, el antiguo hospital de Son Dureta, las obras se paran por las dificultades financieras de la constructora, receptora de otros seis contratos del Govern desde 2017, cuyo propietario, por otro lado, está en el punto de mira de la Guardia Civil en la investigación sobre la trama de Koldo. Qué mal fario.
Es el contexto en el que el presidente del Consell de Mallorca, Llorenç Galmés, ha dado un paso al frente y ha anunciado una reducción de plazas turísticas porque «es el momento de poner límites». El Govern de Prohens se remite a la convocatoria de una amplia Mesa de Turismo y a la elaboración de los estudios y encuestas que permitan fundamentar las decisiones a adoptar sobre el modelo de negocio. Que después de ocho años de gobierno de Armengol todavía sea necesario encargar análisis sustentados por datos fehacientes cuando menos cuestiona las capacidades del Govern anterior. Junto a debates inútiles en el Parlament sobre quién es más eficaz contra la masificación, si derecha o izquierda, el foco se pone sobre el supuesto cambio de opinión del PP al respecto en vez de sobre las decisiones emprendidas en busca del equilibrio. Con todo el trabajo que hay por hacer.
2 comentarios
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Tota la dreta és un clam. Sí els hotelers ara volen reduir la masificació, que ells han ajudat a promocionar, desconfia. Si el PP, que abans criminamitzava als col·lectius antimasificació, ara fa seu el discurs de “Tourist go home”, vol dir que han vist les orelles al llop. La campanya de blanqueig del desgovern Prohens, és com a poc penosa. I per cert, els contractes del Consell Insular amb la trama Koldo, estan fora de tota sospita. Si vosté té proves del contrari, vagi a un jutge. Perquè les mentides, com les calumnies solen tenir la cames curtes i poden acabar als jutjats.
Deixam de pagar els 5000 milions d'euros anuals a Espanya i podrem tomar hotels, dedicar aparthotels a vivenda pels residents i que només els residents puguin comprar. Hem de ser més valents