Cada año, cuando llega el 31 de mayo, estamos delante de una efeméride que nos invita a un día sin tabaco y me paro a pensar qué utilidad puede tener cara a la ciudadanía, a la sociedad en general, el que dediquemos un día en concreto a un tema, en este caso un Día Mundial sin Tabaco.
Pues miren, no es fácil la respuesta, ya que podríamos decir que si celebramos un día y luego el resto del año nos olvidamos del tema, no nos serviría de mucho. Pero, por otro lado, cuando estamos ante un problema tan acuciante como es la elevada tasa de morbimortalidad causada por una sustancia o por un producto en concreto, como es el tabaco en cualquiera de sus formas y consumos y que además puede ser evitable al cien por cien, en ese caso sí es importante, porque pienso en la necesidad de que la sociedad se entere de verdad de lo que está pasando.
Según los cálculos más recientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), 1.250 millones de adultos consumen tabaco. ¿Saben lo que representa esta cifra? ¿La cantidad de problemas de salud que genera? Enfermedades pulmonares, cardíacas, respiratorias y sobre todo cáncer. Cada año fallecen 8 millones como consecuencia del tabaco en el mundo y más de un millón son no fumadores pasivos.
En España, las cifras de consumo se mantienen elevadas. Según la encuesta EDADES 2022, el consumo diario para la franja de edad de entre 15 y 64 años, se sitúa en un 33,1 %. Y entre los jóvenes, según la encuesta ESTUDES 2023 del Plan Nacional sobre Drogas, el 27,7 % de los estudiantes de entre 14 y 18 años habían consumido tabaco en los últimos 12 meses, y con un consumo diario del 7,5 %, con una edad media de inicio en el consumo de 13,9 años. Todo ello entre personas que no deberían poder acceder a la compra del tabaco.
En una ampliación que se hizo entre jóvenes de 12 y 13 años, el consumo en los últimos 12 meses fue del 6,5 %, con especial incidencia entre las chicas y con un consumo experimental a partir de los 11 años y una fuerte implantación del cigarrillo electrónico, como forma más frecuente de consumo.
El lema de este Día Mundial sin Tabaco es: ‘Proteger a los niños de la interferencia de la industria tabacalera'. Y esto sí que es importante que podamos trasladarlo a la población porque, aunque haya un descenso en el consumo tradicional de tabaco, sin embargo están apareciendo nuevas formas de fumar, muchas de ellas dirigidas al público más joven. Hablamos de los cigarrillos electrónicos y vapeadores, con o sin nicotina, con atractivos diseños y multitud de sabores, que la industria ha introducido como un caballo de Troya para captar a un público cada vez más joven y garantizase el negocio.
La Administración debe ser garante de la salud de los ciudadanos y los sanitarios, como cuidadores de ésta, tenemos la obligación de advertir que de ninguna forma se aporta nada positivo con respecto a la salud cuando se fuma en cualquiera de sus formas o cuando se vapea. En esta línea va el Plan Integral de Tabaquismo (PIT) aprobado recientemente por el Ministerio de Sanidad. Tenemos pues la obligación, tal y como indica la OMS, de proteger a los niños de la interferencia de la industria tabacalera.
Pero voy más allá, tenemos la obligación de aportar medidas que aseguren y defiendan la salud de todos los ciudadanos. En esa tarea está el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo desde hace casi 30 años y nos comprometemos a seguir apostando por un mundo donde todas las personas puedan respirar un aire puro.
¿Nos atrevemos no solo a un Día sin Tabaco, si no a una Vida sin Tabaco? Sabemos que merece la pena y entre todos podemos conseguirlo.
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