TW
0

Murió Biel Florit i Ferrer. Por suerte nos dejó sus versos. Esa poesía que empezó a escribir siendo muy joven y que le acompañó a lo largo de toda su vida. Fue un hombre profundamente arraigado a Mallorca. Nacido en Sineu, dedicó vida y esfuerzos a defender la esencia y las raíces de la mallorquinidad más auténtica. Se definió a menudo como un payés buscador de las palabras que podían salvarle de la cobardía, creador de poemas que reflejaban la cotidianidad, el amor, la amistad, la rabia ante la estupidez, la necesidad y el esfuerzo por edificar la esperanza. Según Damià Pons, fue un poeta de personalidad marcada que se expresa desde la combinación de la rabia y la pasión vital.

Este poeta autodidacta y hecho a sí mismo confiesa que «alguna vez escribió solo para no olvidarme». Su obra nos entra por los ojos y la piel, inundándonos los sentidos. Sabemos que jamás planeó de antemano ninguno de sus poemas, puesto que sus propios poemas mandaron en él siempre, acompañados de la antigua sabiduría de los hombres vinculados a la tierra:

«Quan sapigueu cert que una flor es mustia /
beseu-la amb mi.»

Permitidme el placer de recordaros algunos versos más del poeta:
«No hi ha res més trist
que un riu sec,
que un pou eixut,
que un nin perdut
que no sap el seu nom,
que un país perdut
que no sap el seu nom.»

Articulista incisivo en el Diari de Balears durante años, autor de poemarios y prosas diversas, a menudo recurría a un humor fino, muy propio de la idiosincrasia de la mirada del mallorquín puesta en el mundo que le rodea. Fue un habitante del Pla de Mallorca pero también de Cala Gamba, por lo que la payesía y el amor al mar forjaron una personalidad fuerte, peculiar. El Premio de Poesía que concede todos los años el Ajuntament de Sineu lleva su nombre.

Vivió, amó Mallorca, las palabras de Mallorca y a la familia que formó junto a su mujer, Neus. Ambos compartieron una bella historia de amor y grandes complicidades. Neus estuvo siempre a su lado, con la fuerza y la ternura que resiste los embates de la vida hasta el último aliento. Sus hijos, Biel y Neus, fueron su mejor obra. Su nieto, Biel Janer Florit, es mi sobrino más pequeño.