Festa del Vi a la Fresca

Del lat. mundus.

1. adj. Limpio y libre de cosas añadidas o superfluas.

En ocasiones, el lujo y la exclusividad no están al alcance del dinero; no es suficiente con poder pagar un capricho al precio que sea; en contadas situaciones tener un buen amigo es el requisito para disfrutar de entornos, productos y acontecimientos excepcionales.

He podido asistir a la Fiesta del Vi a la Fresca de Can Majoral y van ya algunas cuantas, aunque muchas menos de las 27 que esta bodega ha celebrado. Es un acontecimiento que enlaza cultura y vino, con la participación directa de los asistentes. Se trata de una cena de ‘traje', donde cada uno aporta una exquisitez, todos comparten su manjar, la mayoría elaborados en casa; sin que haya un menú preestablecido, nada dentro de formalismos. Durante la entrada, el sonido de la xeremia y el flabiol de los hermanos Mulet solo es el aperitivo. Durante la celebración disfrutamos de alguna actividad cultural, concierto, exposición de arte o recital de poesía, mientras los invitados, sentados a modo de auditorio, degustamos, en canónicas copas de vino de vidrio, una de sus producciones, momento en el que la familia explica sus características y destaca las cualidades.

Can Majoral es un pequeño celler familiar, fundado en 1979, con el empeño de hacer y comercializar vinos singulares de excelencia, en viñedos de cultivo ecológico; respetuoso con los ciclos agrícolas; sin usar abonos, ni soluciones químicas de síntesis; siempre, desde la poda hasta la vendimia, se realiza un control exhaustivo de la salud de las plantas y de la calidad de los frutos.

Si el cuidado del contenido aquí importa, el continente se mima: unas botellas con etiquetas diseñadas en colaboración con artistas de renombre de la Isla. Sobra señalar que mi predilección apunta al Galdent, viendo la etiqueta lo entenderá. No obstante, me resulta imposible rechazar cualquier botella de este linaje.

He disfrutado tanto y me siento tan sorprendido con singular rara avis (honra payesa, conciencia de pueblo, hecho en Mallorca, labranza sostenible, renuncia al canto de sirenas del turismo y mucha generosidad con vecinos, amigos y colaboradores en su cotidianidad) que debo agradecer su hospitalidad y su actitud vital. Es de bien nacidos ser agradecidos.