TW
0

Esta semana conocíamos que Tejidos Bellver abandona la calle Sant Miquel y se muda a Los Geranios. La razón principal es el alquiler del local en el que lleva décadas: dos meses de renta en esta calle ultracomercial le suponen un año en Los Geranios. Las cuentas son claras.

Hace poco nos rasgábamos las vestiduras por el cierre de un negocio tradicional, muy mallorquín, a pocos metros de esta tienda. Las colas para comprar las últimas liquidaciones eran larguísimas. Otra vez las lágrimas y los lamentos por la pérdida del tejido comercial tradicional, otra vez el crujir de dientes por la presión de las multinacionales. Pero se dice por los pasillos y los rincones que los propietarios del citado negocio tradicional han cerrado y alquilan el local a un comercio de esos que hacen la boca agua a los turistas. «Se está diciendo que lo han alquilado por nueve mil euros al mes». Ya puede uno retirarse y no hacer nada.

El rentismo es el maná de esta Isla. Mientras comerciantes y hosteleros se desloman por cuadrar cuentas y abrir el máximo de horas posible para que no se escape la clientela, hay algunos que no tienen que hacer más que esperar a primeros de mes para cobrar. ¿Será ese el verdadero lastre de la economía productiva?

Lo más molesto es cuando algunos empresarios lloran y dicen que sus negocios no son rentables y que deberían bajarles los impuestos, aunque el que se lleva el bocado gordo cada mes es el propietario del local. ¿Ha probado a pedir una rebaja del alquiler? Imposible, el rentista no negocia. Luego se piden ayudas porque las empresas no pueden sobrevivir. ¿Será culpa de ciertas paguitas?