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Hace años aprendí de un político brillante que no sirve de nada tener razón si no te la dan. ¿A qué está esperando la ministra de Hacienda para dimitir después de que el 15 de julio dijera que estaba en contra del concierto con Cataluña? Lo que conocemos del acuerdo entre el PSC y ERC jamás ha tenido el apoyo ni del PSC, ni del PSOE ni ha figurado nunca en sus programas electorales.

Una vez más, el PSOE (PSC) va contra sus propias resoluciones y principios para poder gobernar sin importarle un pimiento que se atente contra el ordenamiento constitucional, dispuesto a reconocer que hacían bien los independentistas gritando «España nos roba», pues la respuesta a este grito es disminuir o suprimir la participación de Cataluña en la solidaridad reclamada en la Constitución. Hay una masa muy grande de votantes socialistas de toda la vida que están desconcertados y apesadumbrados ante el inaudito ejercicio de travestismo que está haciendo constantemente Pedro Sánchez con el partido. Todo empezó cuando el PSOE renunció a ganar las elecciones y prefirió aliarse con independentistas para gobernar, en contra del verdadero interés de España.

Esos millones y millones de votantes socialistas se encuentran desamparados porque apoyaban a un partido que era la columna vertebral del país pues estaba muy presente en todas las comunidades autónomas, no así el PP. Ese partido no existe hoy, ha sido abducido por un secretario general del PSOE capaz de cualquier artimaña con tal de gobernar y con tal de que no gobiernen ‘los malos'.

Se dice en el texto del acuerdo que es «para permitir una investidura encaminada a conseguir que Catalunya gane soberanía…» y más adelante señala «impulsar un sistema de financiación singular que avance hacia la plena soberanía fiscal». Ahí es nada. Independencia económica para Catalunya. No tiene ningún sentido desnudarse constantemente de principios y atentar contra el orden constitucional.

Si realmente la gran masa de votantes socialistas se leyese el texto completo del acuerdo (lo recomiendo), tendría que levantarse en armas electorales sin miedo a perder el poder para señalar que no se les puede quitar la razón, el legado histórico de un partido que fue esencial para la estabilidad democrática en los albores de la Transición y que ahora juega frívolamente a los acuerdos inverosímiles con fuerzas no progresistas con tal de que Sánchez siga en La Moncloa. Mi opinión es independiente de que las bases de ERC hayan aprobado o no el acuerdo (escribo el jueves). Como decía el filósofo Emmanuel Mounier (1905-1950), lo importante es el compromiso de la acción no el pensamiento. Hay que dar testimonio de la razón para evitar que lo irracional y amoral siga imperando.