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La financiación autonómica es un tema estructural y reiterativo en Balears. La situación de Cataluña, además, actualiza todo el tema relacionado con el nuevo modelo de financiación autonómica.

Entre el año 2007 y el 2009, el Gobierno balear trabajó junto a expertos de otras comunidades –Cataluña, especialmente–, teniendo muy en cuenta las aportaciones conocidas en economía aplicada. Se llegó a un punto de consenso realista: el nuevo modelo, que se estaba discutiendo para substituir al anterior –muy gravoso para Balears, ya que la situaba 21 puntos por debajo de la media nacional, en financiación per cápita–, debía permitir que Balears llegara a esa media de financiación por habitante. Ese devino el objetivo central. La sociedad civil, nucleada en torno al Cercle d’Economia, tuvo un protagonismo relevante en todo este proceso.

Este nuevo modelo entró en vigencia en 2009, con resultados precisos. Éstos –y es importante subrayarlo– se conocen dos años más tarde, cuando se liquida el ejercicio. Así pues, en 2011 el Ministerio de Hacienda daba a conocer las cifras finales correspondientes a 2009: Balears se ubicaba, por primera vez, en torno a la media, superando el índice 100 (el arranque era de un índice 79: una recuperación superior a los veinte puntos). Los ejercicios posteriores señalaban que Balears superaba ligeramente la media de financiación.

Estos datos han sido avalados por el Centro Superior de Investigaciones Científicas, CSIC-FEDEA, con trabajos de Ángel de la Fuente: este autor rubrica que Balears se situó en torno al índice 102,4 en 2009, 103,1 en 2010 y poco más de 105 en 2014, sobre una media de 100 para el total nacional.

Existen otras métricas (Informe de la Comisión de Expertos para la revisión del modelo de financiación autonómica, del Ministerio de Hacienda y Función Pública, de julio de 2017 –disponible en internet en formato PDF, pág. 132: la media entre los años 2009-2015, para Balears, coloca a las islas en un índice 99,85), elaboradas por otros autores –con actualizaciones de datos–, que marcan la misma tendencia. Lo más reciente, correspondiente a 2021 –con la previsión de liquidación para 2023–, publicado por CSIC-FEDEA, situaba una vez más a Balears por encima de la media de financiación per cápita.

Señala dos aspectos importantes. Por un lado, la ordenación del modelo en cuanto a las aportaciones de cada región: un principio que contemple el lugar que se ocupa en el ranking de esas contribuciones, para hacerlo encajar con el correspondiente ranking de lo que se recibe del modelo. La ordinalidad. Y, por otro, el cálculo más preciso –y exacto, en función de los servicios que se aportan desde la economía pública en el ámbito sanitario– sobre la población flotante, habida cuenta que el flujo demográfico es importante. El turismo.

Estos son puntos esenciales para negociar en el nuevo modelo, partiendo de una realidad que la lucha política no debería enmascarar: Balears ha mejorado mucho en la financiación –entre 500 y 800 millones de euros adicionales–. Pero debe corregirse ese desequilibrio entre lo que aporta y lo que recibe.