Siento un estremecimiento al pensar en las millones de mujeres que viven en Afganistán bajo el bastón de mando de un grupo de hombres que necesitan con urgencia un tratamiento que analice su odio a las mujeres. Los que mandan y los que les secundan. Porque la percepción y relación de estos hombres con las mujeres denota una anomalía. La recién aprobada ley «contra el vicio» y en pro «de la virtud» es lisa y llanamente espeluznante. A la prohibición de enseñar el rostro y cualquier parte del cuerpo (deben llevar burka y vestimenta que oculte las formas femeninas), se ha unido la del silencio. Se prohíbe a las mujeres hablar en público, que nadie escuche su voz fuera de los muros del hogar. Se trata, dicen, de «evitar tentaciones». ¿Qué clase de hombres son quienes temen la voz de las mujeres? ¿Qué psicosis padecen? Prohibido enseñar el rostro. Prohibido llevar vestimentas que no cubran holgadamente el cuerpo hasta hacerlo desaparecer. Prohibido hablar. Prohibido estudiar. Prohibido trabajar fuera del hogar. Cualquier día prohibirán la existencia de las mujeres. Pero nadie levantará un dedo.
La ley del silencio
Palma31/08/24 0:30
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2 comentarios
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Un món terrible on la part més bella i més creativa de la societat és amagada com si fos una vergonya. Quina tristor viure exclusivament entre homos! No poder veure la mirada amorosa de les mares i de la teva companya! Perdre el joc del desig i de l'amor. Com un camp de concentració on la vida és prohibida. No són de la meva espècie aquests talibans.
Tampoco es que se les/las escuche demasiado cuando las agredidas son enmarcadas como "de derechas"... Claro, que en muchas de esas ocasiones, las agresiones vienen de ellos/ellas mismas.