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Antes que nada, transmitir mí pésame a la familia de este joven mallorquín al que un imbécil se llevó por delante, segando una vida de futuro. No tuve el gusto de conocerlo ni a él ni a su familia, pero me siento solidario y próximo a su dolor. Buen estudiante, deportista, amante de Mallorca y enamorado como uno mismo de nuestro mar. Salió a pescar calamares y el beodo, según las crónicas, de fiesta con su yate lo arrasó. Estos pilfarras que no aman el mar, que vienen a hacer ostentación y manifestar su nazismo de arias selectos, abusando de las debilidades de nuestras autoridades y nuestras aguas. Sin ningún escrúpulo moral tiran sus botellas de Möet al agua que los nativos que adoramos nuestras costas, mimamos y respetamos. Estos mismos cretinos que cuando estás fondeado disfrutando del silencio y la calma, tiran anclas monstruosas en lugares prohibidos. Rompen la armonía con música de mal gusto para amenizar sus fiestas de nuevo rico.

Son psicopatones que ponen en peligro nuestras vidas. Ese mismo día por la mañana, un vídeo mostraba como colisionó con sus bravatas con la lancha auxiliar de su yate, arrollando a unos chavales que disfrutaban legalmente con una zodiac. Parecemos indigentes morales que creen estar en su Lander mallorquín donde pueden orinar, defecar, vomitar, saltarse las leyes, menospreciando a nuestra población que creen inferiores y a su servicio. A todos ellos les deseo que experimenten el dolor de la pobre familia de Guillem y el desprecio universal de todos los que amamos el mar. Que las leyes caigan sobre sus espaldas sin poderlo arreglar con su dinero. A dichos tarados delincuentes, las normas deberían permitir la deportación, expulsarlos de todos nuestros puertos de por vida. Por qué no se hacen controles a que navegan de forma temeraria. Muchos llegan al éxtasis dando rienda suelta a las infracciones con las que no se atreverían en su país.

Es cierto que hay extranjeros que aman la Isla y la respetan de manera ejemplar. No comparto la turismofobia. Pero no me siento identificado con los que creen que el negocio lo justifica todo. Tomen medidas. A pesar de todo, la vida es bella. Menos para Guiem que ya no está.