TW
0

Por fin me ha tocado a mí. A mi buzón ha llegado la misiva de Sebastián, que anda desesperado porque no encuentra vivienda en Palma. Así están las cosas. Ahora le ha tocado en mi zona, después de haber repartido papeles en Pere Garau, Santa Catalina, Son Espanyolet... El pobre Sebastián deja una educada carta que arranca con un cercano «tu vecino busca una casa». Intenta dejar claro que no es como los demás, que él es como tú, como yo, que no viene a hacerse rico, solo vivir en esta ciudad tan complicada. Sebastián, que ya ha dejado sus papeles en Pere Garau, de Santa Catalina y ahora en otro barrio del Eixample, advierte que «soy vecino del barrio. Me encanta tu zona y busco una casa para comprar». El panfleto inmobiliario utiliza una tipografía que imita la caligrafía de toda la vida. «¿Estás vendiendo tu casa o conoces a alguien del barrio que esté vendiendo? Tengo todo listo, puede ser rápido». Vamos, que a Sebastián mi vecino, que también es el tuyo, no le tiembla el pulso porque tiene cash y la hipoteca preconcedida. Bendito él. «Compro tal cual está, no hace falta ni vaciarla ni limpiarla», advierte. Tiene una desesperación tremenda, por lo que se intuye. Además de dejar su teléfono, lanza una última advertencia: «Solo particulares sin inmobiliaria, muchas gracias». El problema es que Sebastián es una inmobiliaria, los vecinos lo tienen identificado y están bastante enfadados. Será porque Sebastián nos toma por idiotas con ese márketing barato de «eh, soy como tú pero revenderé tu vivienda para especular». Este ‘pasapisero’ tiene como imagen de Whatsapp a un pelirrojo y barbudo a bordo de un descapotable. Ya no engañas. De hecho, nos cabreas.