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El discurso de aceptación de Kamala Harris como candidata demócrata a la presidencia de los EEUU me emocionó. Durante 40 minutos, que captaron toda mi atención, de manera contundente y emotiva, compartió su historia personal y defendió con sólidos argumentos los valores que siempre la han guiado en su acción política y personal. Es hija de migrantes. Su padre, de Jamaica, es un economista que se doctoró en UC-Berkeley y es profesor emérito de la Universidad de Stanford. Su madre llegó a los EEUU desde la India con 19 años, se graduó y doctoró en UC-Berkeley y fue una investigadora relevante sobre el cáncer de mama. De ella, dice Kamala que fue siempre su fuente de inspiración. En tan solo pocas semanas, desde que lanzó su carrera hacia la Casa Blanca, Harris –abogada graduada en la Universidad de Howard (Washington DC) y doctorada en el UC-Hastings Law– ha conseguido dar un vuelco a las encuestas complicando las perspectivas de las que había gozado hasta entonces el candidato republicano, Trump. En su trayectoria siempre ha roto techos de cristal, lo hizo como fiscal del distrito de San Francisco, como fiscal general de California, al ser elegida senadora y al ser nombrada vicepresidenta de los EEUU, la primera mujer de raza negra y la primera sudasiática elegida para este cargo. De ganar las próximas elecciones significaría que, por primera vez, dos de los gobiernos más relevantes del planeta, los EEUU, y la UE, estarían liderados por mujeres. Von der Leyen, médica de formación, acaba de ganar las elecciones europeas que le garantizan cinco años más al frente de la Comisión Europea. Fue también la primera mujer al frente de esta institución. Ya han colaborado en ocasiones importantes. En el día Internacional de la Mujer de 2021 juntas, con la entonces primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinta Arden, intervinieron en el Europarlamento denunciando los retos a los que todavía se enfrentan las mujeres en todo el mundo y en relación a la invasión de Ucrania han coordinado las sanciones a Rusia y la ayuda humanitaria de ambas potencias a este país. Gracias a la lucha de las mujeres feministas por la igualdad de derechos, algunas mujeres han podido acceder a puestos de alta responsabilidad, pero quienes han llegado tienen la obligación de seguir luchando para que otras mujeres pueden tener las mismas oportunidades. A Kamala le decía su madre: «Tú puedes ser la primera en hacer muchas cosas, pero asegúrate de que no seas la última.»