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Los ejemplos de falta de criterio y dirección en el seno del Partido Popular se acumulan de manera preocupante, la descoordinación es ya una constante que obliga a poner en duda liderazgos que ya deberían estar consolidados. Y más cuando un adelanto electoral no es una quimera, la debilidad del Gobierno se acrecienta a medida que pasan los meses; la insistencia del presidente Pedro Sánchez en asegurar de que hay legislatura para rato es un síntoma claro de que en La Moncloa ya no las tienen todas consigo. Pero vamos al PP.

El papelón de los conservadores en todo lo que hace referencia al tema de Venezuela es el último ejemplo de la deriva en la que se encuentra el PP, donde da la impresión de que el presidente nacional, Alberto Núñez Feijóo, está a merced de la vanidad de algunos de sus dirigentes. Las manifestaciones del eurodiputado Esteban González Pons a cuenta de la salida de Edmundo González al exilio en España son delirantes, impropias de un partido que se considera de Estado y que debe conocer a la perfección el juego diplomático. Añadan que poco rédito político obtendrá el PP del fregado venezolano, del que sacan tajada el sátrapa Nicolás Maduro y sus conmilitones, además del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero y un buen puñado de empresas españolas.

Las escenas de confusión no se limitan al ámbito nacional. Aquí, el PP balear, también vive sumergido en una especie de niebla espesa que le impide encontrar la salida. ¿Sabe la dirección estatal que el PP apoyará en el Parlament la derogación de la Ley de Memoria Democrática que propone Vox? ¿Qué ha negociado Marga Prohens con la ultraderecha para regalarles este caramelito? ¿No fue suficiente sostener en el cargo a Gabriel Le Senne? El mensaje que se envía al electorado no sólo es ya confuso, también es decepcionante. Recuerden que los acuerdos de PP y Vox en el Consell, Cort y resto de municipios de Balears siguen vigentes como el primer día.

sostener el discurso político del PP frente a sus adversarios en base a la acumulación de sus incoherencias -lo de Més con la venta de inmuebles a extranjeros es un episodio de traca- lleva camino de quedar invalidado, el recurso del «y tú más» es coyuntural y de escaso recorrido. No se debe acudir por sistema a la desmemoria de los ciudadanos.

La pinza de Sánchez

Negociar con un personaje como Pedro Sánchez no será sencillo, la visita de Marga Prohens es difícil que depare alguna sorpresa. Sin embargo, hay que admitir que reclamar el apoyo de los barones del PP para que se apoyen los presupuestos generales del Estado con tal de garantizar más dinero para las autonomías y el cupo catalán es una oferta arriesgada por parte del Gobierno, quizá sea el último cartucho de la legislatura a la vista de los acontecimientos. No se antoja verosímil que salga adelante la propuesta de los estrategas de La Moncloa, pero la hipótesis no supera algunas de las piruetas que ya se han puesto en marcha cuando incluso habían sido dadas por imposibles; incluso por sus propios protagonistas. En el próximo congreso de Junts es probable que estén las claves del futuro político del país.