TW
2

Esta multipremiada película (Jonathan Demme, 1991) fue estrenada en Hispanoamérica con el premonitorio título de El silencio de los inocentes. La semana ha dejado tres noticias bélicas destacadas: 1. Por mayoría cualificada (124) la Asamblea General de la ONU ha instado a Israel a poner fin a la ocupación ilegal de Palestina, recordando a todos los países la obligación de no ser cómplices. La UE se abstuvo -España votó sí- y EUA votó en contra y, pese a la resolución, ha declarado que seguirá apoyando a Israel. 2. Se ha producido un atentado por el que 2.500 buscapersonas y radioteléfonos han explotado en tiendas, hospitales, mercados y transporte público, hiriendo y matando indiscriminadamente. Curiosamente, el hospital de la Universidad Americana de Beirut sustituyó sus dispositivos hace 10 días. 3. El Parlamento Europeo ha adoptado una resolución instando a los países de la UE a levantar todas las restricciones para poder atacar profundamente a Rusia, pese a que Putin advirtió que eso sería una declaración de guerra. Nadie a hecho la pregunta adecuada a los ciudadanos: ¿Apoya usted un ataque profundo a Rusia con tecnología OTAN aún a riesgo de iniciar una guerra nuclear? Ya en 2014, una investigación de la Universidad de Princeton demostró que el poder económico es dueño de las personas, de los medios, de los políticos, de los bancos, de las prisiones, de los jueces y del complejo militar-industrial, concluyendo que los EUA no son una democracia sino una oligarquía. La concentración de riqueza de los últimos 30 años en ese país, confirmada por la Oficina Presupuestaria del Congreso, lo ratifica. ¿Qué libertad tenemos los ciudadanos si alguien puede hacer explotar nuestro teléfono o la tableta de nuestro hijo, si los gobiernos ignoran las resoluciones internacionales, o si nos llevan a una guerra nuclear sin habernos consultado? Los oligarcas del poder nos han convertido en corderos silenciosos camino del holocausto.