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Hace unos meses el Ajuntament de Palma, atendiendo una vieja y justa reivindicación vecinal, asfaltó todas las calles de es Pil·larí. Bueno, no todas. Se dejó una, la más larga y en la que más gente vive. ¿Ustedes creen que los habitantes de este núcleo de población se muestran felices porque todo el pueblo tiene calles nuevas o descontentos porque una única vía está que da pena, llena de parches y desconchados? Naturalmente, la segunda opción es la correcta. Es la naturaleza humana, más proclive a la crítica y a la insatisfacción que al halago y al agradecimiento. Podemos extrapolar esta anécdota a la reacción que se observa por parte de algunos colectivos a los relevantes anuncios hechos por la presidenta del Govern, Marga Prohens, durante el Debate de Política General celebrado esta semana en el Parlament.

Si se anuncia una nueva línea ferroviaria Palma - Llucmajor, saltan todos los que quisieran que fuera otro el trayecto que se prioriza por encima de los demás. Para cada cual, lo suyo es lo prioritario, lógicamente. El estercolero apestoso de las redes sociales viene atestado de mensajes criticando los planes del Govern. «Por encima de los cadáveres de los taxistas va a haber tren al aeropuerto», se lee por ahí. En el caso del anuncio de la subida del Impuesto sobre estancias turísticas en Balears, más conocido como ‘Ecotasa’, durante los meses de junio, julio y agosto, las críticas han sido más comedidas, pero igualmente duras. Provienen de la patronal hotelera, que no está acostumbrada a que un Ejecutivo del PP vaya por libre, sin pedirles antes su opinión en aquello que les afecta. Les parece fatal, porque subir los precios como han hecho este año en algunos lugares, no tiene ningún efecto en el negocio; pero que el Govern diga que quiere aumentar, ni se sabe si mucho o poco, el mal llamado ‘Impuesto de turismo sostenible’, eso lo consideran catastrófico. Ya ven.

Ahora se entiende por qué Francina Armengol y Iago Negueruela apenas hicieron nada para contener la masificación turística. Tomar decisiones es remover el avispero. Y, por lo visto, hay quien piensa que las medidas que habrá que poner en marcha son para los demás y no para ellos. Craso error porque no se puede cargar sólo sobre un determinado sector las acciones para superar el malestar social. Pronto veremos cómo las quejas se multiplican, cuando se vea que a todos corresponde apretarse el cinturón.