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A estas alturas discutirla es innecesario. En todo el planeta donde hay turismo ya se ha implantado. Algunos con precios desorbitados. No soy experto en la materia, pero el sentido común es la mejor cátedra para el razonamiento. Los que nos visitan y disfrutan de nuestras Islas, llenan sus mochilas espirituales y/o hedonistas de un privilegio mundial. Tenemos la bombonera más maravillosa del planeta. Nadie puede competir con nosotros. Todo ello a pesar de haberla manoseado, maltratado. Pero, si se me permite la metáfora, Mallorca es una gran dama o caballero, no quiero que me acusen de micromachismo, que ejerce la prostitución. Se ha vendido al sistema de mercado y la devastadora sociedad de consumo. A su majestad el dinero. Crecer para seguir creciendo, no es inteligente. Es una forma lenta, pero inexorable de muerte. El viernes, M. Serra en su reflexión apuntaba el ADN de la metástasis del problema de nuestra isla adorada. No mandamos en nuestra casa. No podemos soportar más visitantes, ni residentes. El techo poblacional es una necesidad incuestionable. La ecotasa es un impuesto discriminatorio injusto, porque hay un treinta y tres por ciento de los visitantes que no la pagan. Estos no pasan por la oferta reglada hotelera y por tanto no la abonan. La oferta inmobiliaria en las islas es inmensa y por tanto susceptible de ser utilizada como alojamiento. El aumento que se plantea, con el que estoy de acuerdo, favorecerá aún más el alojamiento alternativo. En consecuencia, la disminución de visitantes en temporada alta no será sustanciosa en el sentido de que pueda disminuir la masificación. La solución pasa para que el pago se haga en puertos y aeropuertos. Los barcos que llegan a nuestras islas, jets privados y otros, tampoco cotizan ni un céntimo y son los que más contaminan y más recursos naturales emplean. Los que no se alojan en hoteles, no pasan por caja y los disfrutan y consumen igual.

Por otro lado, hasta ahora ha habido poca transparencia a la hora de distribuir la recaudación del impuesto. Quiero pensar que Prohens, lo mejorará. Si un impuesto se ha creado para favorecer la sostenibilidad, lo lógico es que la recaudación se dirija a los elementos más impactados por la llegada de visitantes a las Islas. En las últimas legislaturas no se ha hecho así. Y lo que es de traca, es que los residentes que pagamos nuestros impuestos y mantenemos el sistema, si nos tomamos un respiro de la tortura doméstica y nos vamos a disfrutar de la mejor oferta hotelera del mundo, tenemos que pagarla. Pero, como efectivamente no mandamos en nuestras Islas y el Gobierno central y la desdichada UE no se interesan más que para ordeñarnos, la solución no es posible. A pesar de todo, no olviden que la vida es bella.