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He pasado de ser un descreído a ser un creyente.

La opinión de los demás me importa, esté de acuerdo o no con ellos, para tomar el pulso de la sociedad, que además firman con su nombre, sin esconderse en una rápida opinión digital, a veces sin ninguna reflexión, ni base intelectual, como un tal Álvaro Sánchez del País Vasco, que títulos tiene, pero no tiene corazón, ni valores morales y culturales suficientes para ejercer de profesor (ver el Rayo Verde del 3 de octubre de 2004).

Hay que suscribirse a los periódicos de papel y que te los lleven a casa, poder comprarlos en el quiosco o leerlos tranquilamente en un bar. Para tener temas de conversación con los amigos o contertulianos.
Es un ejercicio cultural, que no podemos perder. Ya sé que lo cómodo es leer cuatro noticias en el móvil, redes sociales o viéndolas en la T.V. Pero si solo hacemos este ejercicio informativo, caemos en la tentación de tener un punto de vista sesgado de la realidad.

Muchos políticos en ejercicio viven de hacer promesas a largo plazo, o sea ‘vender humo’, que luego no pueden cumplir, como en Baleares, por no disponer del poder jurídico y económico necesario para poder conseguirlo.

Seamos pues sabios y unámonos en una causa común.

Es agradable comprobar como han proliferado las organizaciones de ayuda sobre las más diversas cuestiones, como la lucha contra enfermedades, de defensa del medio ambiente, de ayuda a las personas más desfavorecidas, etc. presentándose antes la sociedad como personas que les preocupan los demás, que les preocupan las injusticias y lo hacen por vocación, por sus valores éticos, no por obligación.

Una vocación que se asemeja más a una ‘religión laica’, que a una acción política, de sustitución a la falta de acción política de nuestros dirigentes (salvo honradas excepciones).

Parece que a muchos políticos les basta lanzar cada día algún titular para los medios, pero la mayoría de las veces, sin resultados, a corto o medio plazo, les basta ‘vender humo’ y crear polémica, sin resolver los problemas, más pendientes de sus supuestos votos, que del bienestar de las personas.

Es verdad que todos los problemas tienen varias perspectivas de cómo analizarlos y resolverlos, pero siempre hay que buscar el del bien común, por ejemplo, perpetuar el gran error de permitir la vivienda vacacional en plurifamiliares o dejar construir viviendas unifamiliares para dedicarlas al turismo. Eso tan solo agrava el problema y aumenta la saturación, retira viviendas del mercado libre y crea un efecto llamada inasumible.

También es necesario seguir mejorando el sector hotelero y comercial, cuestión que no se puede parar en el tiempo, que la solución es compleja, así como el tema de la superpoblación y la vivienda, ya lo sabemos, pero los políticos actuales están para solucionar los problemas actuales. El problema es que muchos buenos políticos se han quedado en casa, sin querer meter su vida en este lodazal que es la política actual, de unos contra otros, y verse expuestos a la fácil critica del contrario, si no adversario, hoy en día muy avanzado con los pseudos-periódicos digitales, que imitan las falsedades de Trump y Aznar con las armas de destrucción masiva en Irak. Pero Aznar sigue viviendo del cuento con su Fundación y sus palmeros ¡a vivir que son dos días!

Fomentemos la incorporación en la política de gente eficaz y eficiente, protegiendo sus vidas y asegurando su vuelta a su profesión con garantías, no solo para los funcionarios. Hay que buscar la fuerza en el gran esfuerzo colectivo y no individual, hay que sumar, multiplicar esfuerzo, creando organizaciones políticas, que den respuestas a las necesidades actuales.

No tengamos miedo a enfrentarnos a pseudoperiodistas, pseudopolíticos, incluso a pseudojueces y fiscales.

Para vencer hay que luchar, con la palabra, la escritura y las acciones. Sin lucha y unión no hay posibilidad de victoria. Seamos valientes, seamos personas con valores éticos y solidarios.

Levantémonos del sofá y pongámonos de pie con ambición, para hacer de Baleares una autentica Autonomía.

Hay tantas cosas que están pendientes por hacer que no basta este artículo para enumerarlas, pero hay que ir a conseguirlas todas, con valentía global, expresando nuestra necesidad global como ya hacen muchos y con generosidad global, integrando al máximo posible de personas, ¡sin vender humo! Paso a paso pero sin perder los objetivos que necesitamos.

Por eso leer y analizar las ideas impresas en el periódico es un ejercicio necesario para toda la sociedad.