El botín sustraído del ‘edificio de los horrores’ podría alcanzar el millón de euros. | Julio Bastida

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Giro copernicano en el caso del secuestro, torturas e intento de asesinato de un hombre en el ‘Edificio de los Horrores’ de Palma. A medida que avanza la investigación se conocen nuevos datos reveladores sobre lo sucedido en la madrugada del pasado sábado en el número 31 de la calle Reyes Católicos de Palma. Una de las novedades principales y que se desprende del testimonio de varios de los implicados es que el botín sustraído podría alcanzar el millón de euros.

Todo apunta a que los narcotraficantes colombianos guardaban en el edificio el efectivo procedente del negocio del tráfico de drogas. Especialmente, se les atribuye el control de la venta del ‘tusi’, conocida como la droga rosa, que tan de moda está en la actualidad entre los jóvenes.

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Fuentes próximas al caso a las que ha tenido acceso Ultima Hora, señalan que la víctima, identificada como Juan Sebastián, llegó a la Isla hace relativamente poco tiempo. Supuestamente, fue contratado por la organización criminal para realizar unos trabajos de ‘mudanza’ (robos en domicilios) y finalizó su relación laboral. En un momento dado, se percató de que en un trastero del ‘edificio de los horrores’ había una caja fuerte con muchísimo dinero. En principio, decían que había 60.000 euros, pero son muchos los que apuntaban que la cantidad rondaba el millón de euros. Todo ese dinero proviene de las ventas de droga y de los robos en viviendas.

Según la declaración de la supuesta víctima, quiso contratar a Fredy Escobar y a uno de sus secuaces, para que le ayudaran a robar el botín a las mafias que controlan el narcotráfico del ‘tusi’. Finalmente, según declaró el propio Fredy Escobar, no aceptaron y fue el propio Juan Sebastián quien perpetró el robo.

Cuando los narcos se dieron cuenta, llamaron a Fredy Escobar y a su amigo para que buscaran a Juan Sebastián y lo llevaran en su presencia. Una vez en el edificio, lo torturaron durante más de una hora y trataron de asesinarlo. La llegada de la policía, truncó sus intenciones.