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Lo normal es que la ficción copie a la realidad. Es a lo que estamos acostumbrados y más cuando ocurren cosas raras y sorprendentes cada poco. Por eso hay que dejar constancia de cuando ocurre lo contrario, o cuando todo se mezcla como algo extraordinario. Hace unos años comenzó a emitirse la serie Succession, que narra la lucha por la sucesión de un multimillonario dueño de un imperio mediático. La historia estaba inspirada en Rupert Murdoch y su familia. Con Murdoch hablamos de una de las personas más influyentes del último medio siglo desde el control de Fox y todas sus cabeceras británicas y americanas. El mismo señor que impulsa a Margaret Thatcher estrena los Simpsons y ahora acuna a Donald Trump. Suficiente para inspirar tres o cuatro series y varias películas sin pasar por su vida personal: es un señor que a los 84 años se casó con la exmujer de Mick Jagger, que ya es moral, Jerry Hall.

El caso es que Rupert tiene cuatro hijos y tiene preferencia por el pequeño que se llama Lachlan y al que quería dejar el imperio. Resulta ser el único que comparte las inquietudes ideológicas de su padre, uno de los motores de la revolución conservadora de las últimas décadas. Los tres mayores, dos hijas y un señor, vieron la serie y cayeron en la cuenta del tremendo lío que se les avecinaba en caso de muerte de su padre, de 93 años. Demuestra que muy listos no son al no haberse dado cuenta hasta los 93 años de su progenitor que convendría hacer alguna cosa por si fallece. El caso es que, tras ver un capítulo decidieron plantear una batalla legal contra su padre y su hermano para no perder comba en caso de sucesión en la empresa. Esta semana les han dado la razón. Incluso escribieron un memorando llamado Succession en referencia a la serie. Semejante mezcla de realidad, ficción y espejos con multimillonarios alegra la semana.