Colas interminables y kilométricas en el Paseo Marítimo por unas obras de reforma, decenas de negocios cerrados, otros que se traspasan por culpa de unas obras en las que apenas se ve a nadie trabajando. No es justo, si comparamos con las del Club de Mar, donde ves decenas de trabajadores y un movimiento de entrada y salida de camiones y grúas que no paran. Aquí esta la diferencia de una obra gestionada por un ente publico donde le importa poco o nada su ejecución y finalización y otra privada donde pone en riesgo su propio dinero. Que vergüenza.