Un bebé de doce días murió ayer en Melilla, tras ser arrojado
presuntamente por su madre por un balcón de un primer piso, según
la versión ofrecida al Cuerpo Nacional de Policía por el abuelo del
niño, la única persona que se encontraba en la casa en ese momento.
El suceso se produjo en torno a las diez de la mañana y el bebé
permaneció en la carretera de la calle San Salvador, del barrio de
Cabrerizas, «un tiempo» hasta que fue encontrado por un barrendero
que alertó a los funcionarios del Cuerpo Nacional de Policía y a
una ambulancia.
El lactante fue trasladado con vida al Hospital Comarcal de
Melilla, donde murió pocos minutos después por un traumatismo
craneoencefálico y su madre fue detenida y conducida a la comisaría
«muy tranquila», según relataron testigos presenciales. La mujer,
de origen bereber y de unos 37 años, estaba de visita en casa de
sus padres y «nunca dio muestras de desequilibrio mental o signos
extraños», explicó el abuelo del bebé, quien insistió en que «sólo
pudo tirarlo mi hija por el balcón, porque no había nadie más en la
casa y el niño no andaba».
Según sus vecinas, el marido está trabajando en la península «y
una discusión con él pudo producir esta desgracia, ya que tiene
otros dos hijos de corta edad y nunca ha tenido problemas». «Pensó
que era un muñeco» ya que, aunque todavía estaba vivo, «no hacía
ningún ruido ni se movía», relató la policía citando las
declaraciones del hombre.
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