Los hechos se produjeron en la plaza de la Lonja en el mes de julio de 1998.

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J. F. MESTRE Los hechos se produjeron en la noche del día 4 de julio de 1998. La sentencia dictada por el juez Francisco Javier Mulet, del tribunal de la Sección Segunda de la Audiencia, señala que dos policías locales observaron cómo en la plaza de la Lonja, en Palma, había un individuo vestido como un «faquir» que estaba realizando unos malabarismos con unas antorchas encendidas. Ante esta situación, los policías se dirigieron hacia él y le indicaron que dejara de realizar estos juegos, orden que acató momentáneamente. Sin embargo, cuando los policías se marcharon continuó con la actuación. Los agentes se dieron cuenta de ello y decidieron retirarle los enseres con los que estaba actuando.

La sentencia señala que en ese momento compareció un ciudadano, que estaba cenando con unos amigos, y que salió en defensa del «faquir», a quien llegó a ofrecerle dinero. Uno de los agentes le dijo que no se entrometiera en el asunto. Sin embargo, el ciudadano continuó con la misma actitud proteccionista hacia el malabarista. La policía le dijo que se identificase, pero el acusado no lo hizo, alegando que su DNI estaba en la mesa del restaurante donde estaba cenando. En esta conversación el hombre, según cree el magistrado, mostró un tono burlón hacia los policías porque llegó a decirles que él era el obispo de Menorca.

La sentencia señala que al existir una cierta tensión por la actuación impopular de los agentes, se optó por trasladar al cuartel al ciudadano y al «faquir». El hombre fue informado de que estaba detenido. Poco después apareció la esposa del ciudadano, entregando el DNI. En ese momento quedó en libertad. El juez Mulet justifica la actuación de los dos policías, representados por el abogado Mateu Canyellas Crespí, al decidir detener al ciudadano que no quiso identificarse, e incide en la actitud burlesca que mantuvo durante el incidente.