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Después de la tormenta llega el momento de buscar el problema que provoca que muchas calles de Palma siempre queden inundadas tras unos minutos de fuerte lluvia. Es el recuerdo del día más lluvioso del mes de julio de los últimos 50 años. Además, los imbornales de Palma volvieron a ser insuficientes para asumir la gran cantidad de lluvia que cayó en Palma el sábado por la tarde, aunque el problema lo padecen la mayoría de los municipios de Mallorca, que también se vieron afectados por la tormenta. Los servicios de limpieza de EMAYA dedicaron toda la mañana de ayer a limpiar los imbornales de Palma, que estaban totalmente colapsados por la suciedad que arrastró el agua y la que ya había antes de que lloviese. Siempre ocurre lo mismo.

Los imbornales no están preparados para este tipo de lluvias tan intensas. Harían falta más imbornales o que los que hay estuviesen más limpios y preparados para lo peor. Los plásticos, los papeles y las botellas volvieron a impedir que los desagües achicaran con la máxima rapidez posible la gran cantidad de agua que cayó en Palma en menos de una hora, y que provocó importantes inundaciones en algunas zonas de la ciudad.

Los servicios de limpieza de EMAYA tuvieron que recurrir al agua a presión para poder eliminar toda la suciedad que quedó acumulada en los imbornales tras la tormenta.

Sin embargo, Palma había recuperado por la mañana su aspecto habitual aunque en algunas calles quedó constancia del caos que provocó la tormenta del sábado, y que dejó más de 54 litros por metro cuadrado en apenas una hora.