TW
0
T.G. La de la madrugada del pasado viernes no fue la primera ni tampoco la última inundación grave que provocará el torrente de Can Botana. Al menos eso es lo que cree buena parte de los vecinos que tienen asumido que el cauce se desborda al menos una vez cada diez años. De hecho, según relatan algunos residentes, en los últimos treinta años se han registrado al menos otras dos crecidas del torrente que llegaron a inundar toda la calle y algunas casas. Eso sí, todo el mundo coincide en afirmar que nunca se había visto que bajase un caudal semejante, capaz de mover hasta los coches.

Muchos también comentan que nunca jamás habían visto al torrente llevando agua tantos días en pleno mes de agosto como ha ocurrido este año. El torrente de Can Botana se forma a partir de dos torrenteras más pequeñas conocidas como La Font i La Font Peixera, que se unen a unos dos kilómetros de Cala Barques. El hecho que el torrente se haya desbordado con esta virulencia ocasionando daños tan enormes en las viviendas vecinas no es en absoluto casual. Algunos de los vecinos cuentan que el antiguo lecho del torrente ocupaba un espacio mucho más grande.

Cuando se empezó a urbanizar la zona de Cala Barques, el torrente quedó canalizado en su actual ubicación y en parte del antiguo cauce se abrió la calle Torrent y se vendieron los solares resultantes de la urbanización. Buena parte de las viviendas afectadas se construyeron dentro de lo que sería el cauce natural del torrente. En los años sesenta se acabó de modificar el trazado primitivo de Can Botana cuando se decidió desviar su curso para que el agua se vertiese directamente en el mar y no acabase sobre la playa.