Cecilia acudió el sábado a una cena para celebrar el final de la temporada en su hotel. Foto: J.M.SASTRE

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JAVIER JIMÉNEZ/J.F.MESTRE
La autopsia practicada ayer a los restos mortales de Cecilia Guerrero Martínez, la mujer de 30 años asesinada el martes por su marido en Son Servera, ha confirmado que la causa de la muerte fue la asfixia y que la víctima apenas ofreció resistencia, ya que no se han encontrado señales de lucha en su cuerpo.

El cadáver de la camarera, que era madre de un niño de cinco años, fue trasladado el mismo día del crimen al instituto anatómico forense de Palma, donde ayer Emilia Salas y Javier Arnaiz le practicaron la autopsia. Fuentes de la Guardia Civil de la Comandancia de Palma informaron de que la víctima no presentaba lesiones ni golpes y que, con todo, es probable que se despertara cuando el agresor empezó a asfixiarla, presumiblemente con una almohada. La muerte, aún así, le sobrevino de forma rápida y no se han hallado señales de lucha violenta ni de forcejeo. Cecilia apareció sobre la cama de su habitación, boca arriba, y en un principio tampoco se descartó que hubiera sido asfixiada con una manta o un cojín. Algunas muestras toxicológicas extraídas del cuerpo de la mujer han sido remitidas a un laboratorio de la Península, y también los forenses extrajeron ayer tejido de sus uñas, para saber si llegó a arañar al asesino, algo improbable teniendo en cuenta que Clemente Rodríguez, el sospechoso confeso, no presentaba heridas cuando fue examinado.

El varón, de 30 años de edad y que trabajaba en el ramo de la construcción, permaneció durante todo el día de ayer en los calabozos de la Comandancia palmesana. A primera hora de la tarde fue asistido por una abogado de oficio, y luego, en su declaración ante los investigadores, sostuvo que no recordaba nada. Clemente, de hecho, no negó que hubiera sido él quién asfixiara hasta la muerte a su esposa en la habitación conyugal, pero no pudo aportar ningún dato sobre lo sucedido esa noche alegando amnesia. Las fuentes consultadas añadieron que su confesión espontánea se produjo ante la comisaría de policía de Manacor, media hora después del crimen, y que desde que el detenido fue trasladado a las dependencias beneméritas ha mantenido la misma actitud de desconcierto y shock. Los agentes tienen un plazo máximo de 72 horas para presentarlo ante el juzgado de instrucción número 2 de Manacor, que instruye las diligencias sobre el crimen, y aún así es probable que no se agote este tiempo y que Clemente sea puesto a disposición judicial hoy por la mañana o a primera hora de la tarde. Su destino casi único es la cárcel, ya que existen muy pocas posibilidades de que ingrese en un psiquiátrico alegando desequilibrio mental.