Una comadrona y un ginecólogo de Son Dureta comparecieron ayer en
un juzgado penal de Palma acusados de un delito de imprudencia
profesional por el que podrían pasar dos años en prisión y estar
cuatro años inhabilitados para ejercer la medicina.
En abril del año 2000, la víctima, a punto de dar a luz, acudió
a la sala de dilatación del hospital de Son Dureta, donde fue
atendida por la comadrona M.S.W. Tras un examen, ésta decidió
practicarle una incisión en la vagina llamada episiotomía, una
práctica muy habitual en los partos destinada a ensanchar el canal
del parto y facilitar así el nacimiento del bebé.
Según la acusación, la comadrona realizó el corte «con mala
praxis», produciendo un corte que llegó hasta el ano y creando un
orificio que comunicaba el ano con la vagina. Posteriormente, la
matrona suturó la zona practicando algunos puntos y avisó al
ginecólogo. También según la acusación, éste «pecó de una total
falta de pericia profesional», y seccionó la vagina y recto al
cortar los puntos practicados por la comadrona.
Las lesiones provocaron que la mujer tuviera que someterse a una
operación de urgencia que no dio resultados. A lo largo del año
siguiente, la mujer se sometió a seis operaciones más sin que su
problema se haya solucionado hasta el día de hoy. Además, durante
un año y medio se le practicó una colostomía, es decir, le
colocaron un ano artificial ya que la mujer defecaba por el canal
vaginal. Las secuelas le han producido un síndrome depresivo que
estuvo a punto de provocar el divorcio de su actual pareja.
En la vista celebrada ayer, los peritos dieron la razón al
doctor y la comadrona, oponiéndose al criterio del médico forense,
para quien se produjo una negligencia. Por su parte, la acusación
denunció el corporativismo de los doctores a la hora de aportar su
testimonio.
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