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Francisco Javier A.L., alías «El Malaguita», el único mayor de edad acusado del secuestro, violación y asesinato de Sandra Palo reconoció ayer que mantuvo una relación sexual con ella, pero asegura que fueron dos menores quienes la atropellaron con un coche, «unas 15 veces».

«Quisiera pedirle perdón por todo el daño que hemos hecho a la familia», agregó el procesado, quien permaneció en la sala con un gorro que le cubría el rostro y relató que cuando ocurrieron los hechos «estaba totalmente drogado». El cadáver de la joven de 22 años Sandra Palo fue hallado por un camionero el 17 de mayo de 2003 quemado en una cuneta de la carretera de Toledo (N-401), en el municipio madrileño de Leganés, junto a una empresa de rótulos. Por estos hechos ya han sido condenados tres menores de edad, quienes en el juicio que se celebró contra ellos en octubre de 2003 en el Juzgado de Menores número 5 de Madrid declararon que actuaron inducidos y manipulados por «El Malaguita».

«El Malaguita» relató que en la madrugada del 17 de mayo de 2003 él iba de copiloto en un coche, que conducía uno de los tres menores y en el que también iban los otros dos condenados, para ir a «robar tiendas» cuando se encontraron con Sandra y otro chico, J.A.M., que «hacían auto stop». Según relata la fiscal en su escrito de conclusiones provisionales, decidieron apoderarse de los efectos de Sandra y de su acompañante, «ambos disminuidos psíquicos», y mantener relaciones sexuales con la chica, por lo que los invitaron a subir.

«Al resistirse la joven, el procesado le mostró una navaja que portaba, subiendo ésta contra su voluntad al vehículo y en la plaza Marqués de Vadillo permitieron que abandonara el coche J.A.M.», según relata la fiscal, que pide para «El Malaguita» 69 años de prisión. Tras ello -señala- se desviaron hacia un descampado, donde la chica fue violada por el acusado, así como por dos de los menores, mientras que «El Malaguita» convenció a los menores para que mataran a Sandra, «acordando entre todos atropellarla» y quemar el cuerpo.

Según la fiscal, Francisco Javier, «cuando Sandra estaba vistiéndose, la atropelló con el coche golpeándola contra un muro, la arrastró y cuando quedó tumbada en el suelo la arrolló, pasando por encima del cuerpo de Sandra entre ocho y diez veces». Posteriormente, se dirigieron a una gasolinera donde un menor compró un euro de gasolina, que introdujo en una botella. Al regresar al lugar la joven «estaba viva» y la rociaron con gasolina y la prendieron fuego.