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Los estadounidenses reciben con gratitud la ayuda internacional que llega para los damnificados del huracán Katrina.

La asistencia material y financiera propuesta por alrededor de 90 países «no es percibida como una humillación aquí», subrayó un alto funcionario del departamento de Estado que se mantuvo en el anonimato. «Es percibida como un gesto muy generoso de la comunidad internacional», agregó este diplomático, mientras que la prensa internacional veía en la aceptación de la ayuda extranjera «la humillación de la superpotencia».

La administración del presidente estadounidense, George W. Bush, tardó un poco en aceptar las ofertas de ayuda provenientes del mundo entero la semana última, pero cuando lo hizo, durante el último fin de semana, se congratuló sin reservas del impulso de solidaridad que generaron las imágenes de desolación en las regiones devastadas.

En una carta al canciller alemán, Gerhard Schroeder, el propio Bush declaró que reconocía «las importantes ofertas de ayuda realizadas por usted y otros miembros de la comunidad internacional». La secretaria de Estado, Condoleezza Rice, que el domingo estuvo en su Alabama natal para evaluar los daños, también subrayó la generosidad de otros países.

«La gente dice que Estados Unidos ha sido tan generoso (...) en otras partes, que ahora es el momento de ser generosos con Estados Unidos», señaló. «Katrina» ha obligado a cientos de miles de personas de raza negra a emigrar de sus residencias en Luisiana y Misisipi, lo que ha creado un éxodo que las autoridades entienden que va a modificar el mapa demográfico de EEUU.

Aunque todavía es pronto para adivinar qué van a hacer en el futuro cientos de miles de familias negras de bajos recursos que ahora se encuentran en centros de acogida en otros estados, muchos han manifestado ya que, si encuentran trabajo, no volverán, por ejemplo, a Luisiana.