La juez decretó prisión para los acusados de matar a 'Julito'. En la imagen, uno de ellos, a la salida del juzgado. Foto: JOSEP MARIA SASTRE / G. MAS

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J.M.SASTRE/GUILLEM MAS
La juez decretó ayer orden de prisión para Francisco P.L. y Pedro R.R., acusados del asesinato de Julio Camacho. También ordenó la detención de un hombre, que habría vendido a Pedro R. la escopeta de cañones recortados con la que se cometió el crimen. Las declaraciones del primero y las pruebas aportadas por la policía, señalan a los dos como autores de la muerte del joven, de 29 años. Entre las pruebas hay que señalar que la noche del lunes se localizó la escopeta. El arma pudo ser localizada debido a la confesión de uno de los detenidos. Tras el crimen ambos huyeron en el coche de la víctima, que dejaron estacionado en Campos, y la escopeta la dejaron oculta en es Camí Fondo, saliendo de Manacor hacia Felanitx.

Además, la policía tiene también las declaraciones de testigos. Los dos presuntos llegaron a los juzgados de Manacor antes de las cuatro de la tarde de ayer custodiados por agentes del Cuerpo Nacional de Policía. La juez había citado a los detenidos a las cinco de la tarde, pero el responsable policial decidió por su cuenta adelantar la hora del traslado, debido a que un íntimo amigo del fallecido había amenazado con «matar a los dos asesinos». De las investigaciones efectuadas y las declaraciones recogidas, se deduce que cuando Julio Camacho llegó a la finca, donde había sido citado, se inició primero una discusión y uno de los dos detenidos sacó la escopeta, con la que apuntó de frente al joven.

Este trató de evitar el disparo y se abalanzó sobre el portador de la escopeta, que efectuó un primer disparo que impactó en la parte delantera de la víctima. Después Julio Camacho intentó marcharse del lugar, momento en el que recibió un segundo disparo por la espalda. La familia de la víctima ha nombrado al abogado Fernando Mateas para que se haga cargo de la acusación particular.

A lo largo de toda la tarde y noche, el comportamiento de los policías, y sobre todo de algún mando, fue calificado de «vergonzoso» por los representantes de los medios de comunicación.