La empleada de un lavadero de coches de Mijas (Málaga) identificó
ayer a Tony Alexander King como la persona que le llevó un vehículo
con múltiples manchas rojas en la tapicería en agosto de 2003, mes
en el que se produjo la muerte de la joven de Coín Sonia
Carabantes, por la que se juzga al británico.
Durante la segunda sesión del juicio que se celebra en la
Audiencia Provincial de Málaga, la testigo explicó que ese mes se
presentó un hombre en el establecimiento que pidió una limpieza del
interior del vehículo a excepción del maletero, y que presentaba
muchas manchas de color rojo en los asientos trasero y del
copiloto, y en la alfombrilla. El cliente, al que reconoció como el
acusado durante la vista oral, le comentó que «había abierto una
botella de tinta roja y había explotado dentro del coche». Debido a
las manchas que tenía el vehículo, efectuó un tipo de lavado
especial en el que empleó siete horas, pero al terminar se dio
cuenta de que aún desprendía mal olor, pero «no sabía el motivo»,
dijo.
Tras la detención de King el 18 de septiembre de 2003, la
Policía intervino su vehículo, en el que durante la inspección
ocular se encontraron varias manchas, tanto en el habitáculo como
en el maletero. Gracias a la aplicación de un reactivo, que permite
hallar rastros de sangre aunque hayan sido lavados, se comprobó que
había tales restos, sobre todo en el asiento trasero, que estaba
«empapado», declaró un agente de Policía Científica. Además, se
hallaron productos de limpieza como dos envases de quitamanchas,
uno de ellos específico para sangre, y un cepillo de raíces.
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