La droga estaba oculta en vainas, que se camuflaban en las oquedades de las suelas de zapatos. Foto: OPC

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Jóvenes y extremadamente peligrosos. Así eran los integrantes de la banda de dominicanos que ha desarticulado la Guardia Civil y que distribuía grandes cantidades de cocaína entre la comunidad latina de Palma y Marratxí.

A mediados de agosto el EDOA (Equipo contra la Delincuencia Organizada y Antidroga) puso en su punto de mira a Johan Francisco M.T., un dominicano de 31 años. Llevaba un tren de vida sospechosamente alto, impropio de un inmigrante. Tenía un piso en propiedad, otros dos alquilados y pilotaba un Opel Calibra de gran potencia. En los seguimientos a los que fue sometido se constató, sin género de dudas, que su enriquecimiento personal era consecuencia de su principal actividad: el narcotráfico. Discretamente, el cerco en torno a él se fue estrechando y el pasado 31 de octubre los funcionarios antidroga decidieron intervenir. Tenían noticias de la llegada de una importante partida de cocaína, y no podían permitirse errores. La «operación Deco» se desarrolló de forma simultánea en dos habitaciones de un hotel y tres domicilios, y el resultado fue un éxito. Gabriel Antonio S.G., de 22 años; Adriana R.M., de 41; Adarjiza P.C., de 18; José Miguel A.R., de 21, y el citado Johan Francisco, el cabecilla, fueron cayendo uno a uno, sin posibilidad de ofrecer resistencia. En los registros, autorizados por un juzgado palmesano, apareció un kilo y medio de cocaína distribuido en vainas, que llegaron a Palma por vía marítima, desde Barcelona. La mafia dominicana que entraba la droga usaba un sistema recurrente: vaciaba la suela de unos zapatos especiales y rellenaba las oquedades con las vainas. Así nadie notaba nada y también era muy difícil que los perros adiestrados lo detectaran. En la inspección se precintaron 3.000 euros en efectivo, ocho teléfonos móviles, documentación variada, el Opel Calibra citado y un sistema de videovigilancia. Este último dato es relativamente novedoso. En el piso de Johan Francisco se habían instalado cámaras, que grababan quién entraba y quién salía, de forma que gozaba de una seguridad casi total. Los cinco acusados serán puestos a disposición judicial hoy por la mañana, en el Juzgado de Instrucción número 3. Casi todos los clientes de la banda eran consumidores latinos y dueños de bares donde se reúnen ciudadanos de esa comunidad, sobre todo en zonas de ocio nocturno de Palma y de Marratxí.