El juicio por el asesinato el pasado enero del diseñador alemán
Rudolph Moshammer comenzó ayer en la ciudad de Múnich con la
confesión del único inculpado, un iraquí de 25 años que frecuentaba
los ambientes homosexuales de la capital bávara.
Herisch A. reconoció al inicio de la vista que pudo haber
estrangulado al conocido modisto con un cable de teléfono, aunque
dijo no recordar exactamente cómo ocurrió.
«Puede ser que lo estrangulara», respondió el acusado a la
pregunta del tribunal. «No quise asesinarlo, fue el destino»,
añadió.
Herisch A. fue detenido el pasado 16 de enero, 48 horas después
de que la policía encontrara el cadáver del diseñador en la mansión
que éste poseía en una de las zonas más nobles de Múnich.
Los rastros de ADN del detenido encontrados en la casa y el
hecho de que la policía dispusiera ya de las huellas genéticas del
hombre -fue sospechoso en un caso de violación de una mujer y se
sometió voluntariamente a las pruebaspermitieron dar con él
rápidamente.
Según la versión facilitada entonces por el iraquí, que vive
legalmente en Alemania desde 2001, Moshammer se acercó a él con su
Rolls-Royce en las inmediaciones de la estación de trenes, bajó la
ventanilla y le ofreció 2.000 euros por servicios sexuales.
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