Los magistrados aceptan como verosímil el testimonio de la mujer, conforme al cual fue requerida el pasado 17 de enero por teléfono por el hoy condenado para prestarle servicios sexuales en un domicilio, lo que llevó a cabo por espacio de más de una hora. La sentencia señala conforme a ese mismo relato que cuando pretendía marcharse «el acusado, con ánimo lascivo y colocándole en el cuello un cuchillo de los usados para partir jamón, a la par que le decía que ya había estado en la cárcel por matar a dos chicas, la obligó a paracticarle una felación sin usar preservativo a la vez que le conminó y forzó a introducirle un dedo en el ano».
Elemento importante de la versión de la mujer para su aceptación plena por los magistrados fue el hallazgo por la Policía del cuchillo, oculto encima de un armario de la habitación de los hechos, ya que el dueño de la vivienda manifestó en la pesquisa que su lugar habitual era la cocina y que él nunca lo trasladó.
Tampoco creen los jueces que un presunto consumo de cocaína, alegado por el reo, sirva como atenuante, «pues todo da a entender que el consumo lo fue con la intención de actuar con más desinhibición».
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