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JULIO BASTIDA Numerosos vecinos de la zona de Son Gibert, en Palma, viven constantemente amenazados, con sensación de impotencia y resignación. La mayoría de ellos reside en pisos de protección oficial pertenecientes al Ibavi, sitos en las calles Eucaliptus y Marratxí. Desde hace varios años, vienen denunciando públicamente el robo indiscriminado de corriente y agua por parte de varios vecinos y de diferentes 'okupas' que conviven con ellos en el mismo edificio y que con sus irregularidades han provocado incendios en el cuadro de contadores.



El pasado viernes, alrededor de las cinco de la tarde, se produjo un nuevo incendio en la calle Marratxí que obligó a los servicios de emergencia a la correspondiente evacuación del edificio, causando la intoxicación por inhalación de humos de tres personas.

Los vecinos no pueden más. Hablamos con ellos y sus denuncias son unánimes: «En estos pisos del Ibavi no hay control. Cuando hay un piso vacío se meten un grupo de 'okupas' que tranquilamente traen sus lavadoras, neveras etc... y sin ningún tapujo se enganchan al cuadro de contadores y a la red de agua», afirma una mujer que solicitó mantener su anonimato por miedo a represalias.

Según las primeras investigaciones realizadas tras el incendio, se confirma que las causas del siniestro, una vez más, son los empalmes ilegales que han realizado algunos de los ocupantes de los pisos.

A última hora de la tarde de ayer fue restablecido el suministro eléctrico en el número 23 de la calle Marratxí, provocado por el incendio del viernes. Los responsables de la reparación manifestaron: «Lo que no se puede hacer es empalmar directamente del contador general, porque después pasa lo que pasa. Por culpa de un enganche mal hecho los vecinos llevan más de tres días sin corriente», añadió el operario.

«No es la primera vez que tenemos que salir corriendo por miedo a quemarnos vivos. El año pasado, a las cuatro de la madrugada, y en pijama tuvimos que salir disparados para la calle por culpa de otro 'enganche' al contador. Esta gente se creen más listos que nadie y no pagan la corriente porque no les da la gana, y lo peor de todo es que nadie hace nada para evitarlo», comenta una afectada.

Los residentes de la zona viven amenazados y con miedo. Elevan sus quejas a la policía y a los responsables del Ibavi a los que acusan de no hacer nada y contemplar impasibles el sufrimiento de las familias de bien.

Este periódico contactó ayer con el Ibavi para obtener una respuesta sobre la situación que viven los vecinos, aunque no fue posible obtener una contestación oficial ya que «es un tema que se está mirando».