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A las 21.18 horas el país entero gritó gol. Y justo en ese momento, aprovechando la locura colectiva que se desató, tres encapuchados que estaban esperando el momento reventaron una joyería del Port d'Andratx y se hicieron con un botín millonario. El asalto duró sólo un minuto y fue obra de profesionales.

Las calles de Mallorca, el día de la final entre España y Alemania, estaban vacías. El Port d'Andratx no era una excepción. Los ladrones que aguardaban junto a la Joyería Pasión lo sabían perfectamente y esperaban el momento oportuno para entrar en el local, que estaba cerrado al público. La barrera exterior se cierre de forma automática a las once de la noche y parece ser que la banda se había puesto como límite esa franja horaria. Tres minutos después de las nueve y cuarto Fernando Torres batió al guardameta germano y la locura se desató en Andratx y en el Port.

La cámara de seguridad de la joyería recoge el momento en el que tres encapuchados, armados con un gran mazo, se dirigen a la puerta principal del comercio y la derriban a golpes. Se trataba de un cristal especial, pero no soportó las embestidas y cedió. Los tres profesionales introdujeron unos 40 relojes, la mayoría de la marca Rólex, en una caja de cartón y parece ser que también se llevaron unos 3.000 euros en efectivo, además de algunas otras piezas sueltas que encontraron en la joyería. Acto seguido huyeron y se subieron a un coche que había sido aparcado en el párking municipal, donde supuestamente les estaba esperando un cuarto implicado, al volante. Los delincuentes arrojaron los guantes de látex que habían usado en la joyería al suelo y después se alejaron a toda velocidad. La Policía Local llegó poco después, ya que la alarma de la joyería se había activado, y la Guardia Civil se hizo cargo de la investigación.