El BMW quedó destrozado tras chocar contra el coche del prior y estrellarse luego contra un árbol. Foto: VASIL VASILEV

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El superior de la comunidad religiosa del monasterio de La Real no pudo empezar peor la Nochebuena. Ramón Ballester fue arrollado por un BMW que lanzó su coche más de cuarenta metros y el religioso permanece hospitalizado con lesiones graves, aunque ya está fuera de peligro. La Policía Local detuvo al otro conductor implicado, que circulaba con una tasa de alcohol más del triple de la permitida.

Ramón Ballester conducía un Ford Fiesta con bastantes años de antigüedad y sobre las 21.30 horas subió por el Camí dels Reis y se desvió al monasterio de La Real. Justo en ese momento bajaba desde el Camí de la Real un BMW de color rojo, que iba a gran velocidad. El impacto frontal fue tremendo y el utilitario se llevó la peor parte: salió despedido más de cuarenta metros, con el sacerdote conmocionado en el interior.

El otro vehículo, ocupado por cinco personas, acabó estrellándose contra un árbol de la carretera, pero ninguno de sus ocupantes resultó lesionado. Ramón Ballester pudo salir del coche por su propio pie, pero empezó a sentirse mal y sufrió una crisis. La Unidad Nocturna de la Policía Local puso en marcha un dispositivo de emergencia y el personal de una ambulancia atendió al religioso, que cada vez se encontraba peor.

El cura, de 74 años, presentaba síntomas de rotura de esternón y traumatismo cráneo encefálico, con una fuerte contusión en la cabeza. Los médicos lo estabilizaron y después lo trasladaron a la clínica Palma Planas, ubicada a muy pocos metros del monasterio. Ayer su estado había mejorado y estaba en planta, fuera de peligro.

El conductor del BMW fue sometido a la prueba de alcoholemia, que arrojó un resultado muy superior al permitido por la Ley. En concreto, tres veces más del máximo tolerado. Fue arrestado por los agentes, pero antes se vivieron momentos de cierta tensión entre los cinco ocupantes del deportivo y la Policía Municipal, que no fueron a más. Los jóvenes pedían que también le sometieran al prior a la prueba de alcoholemia. Tanto el BMW como el Ford Fiesta sufrieron daños cuantiosos, sobre todo en la parte frontal, y fueron retirados de la carretera por sendas grúas. El camino quedó cubierto de restos de cristales, plásticos y trozos de la carrocería, lo que evidenciaba la intensidad de la colisión.