Agentes de la Guardia Civil inspeccionan la caseta donde apareció el cadáver. | Daniel Pérez

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La autopsia practicada al cadáver de María Esther Jiménez Villegas, la joven de 13 años que desapareció el pasado miércoles en Arriate (Málaga), ha confirmado la muerte violenta de la menor, así como la existencia de un traumatismo craneoencefálico. En la necropsia participaron tres forenses y fue un trabajo meticuloso, ante la necesidad de evitar la destrucción de pruebas durante las peritaciones.

De momento no han trascendido otros detalles sobre el examen del cadáver, ya que el caso se encuentra bajo secreto de sumario.

El cadáver de la menor fue hallado el jueves en el interior de la caseta de una depuradora de una piscina, zona en la que los investigadores han encontrado «muchas huellas», según el subdelegado del Gobierno en Málaga, Hilario López Luna. Por los datos que dispone la Guardia Civil, se espera poder avanzar en las pesquisas en los próximos días y poner al autor o autores de la muerte a disposición judicial, y no se descarta ninguna hipótesis, afirmó López Luna. El cuerpo fue encontrado por un bombero que participaba en el rastreo y que miró a través de una rejilla de una caseta de la depuradora de una piscina.

La familia de la joven ha reclamado justicia, así como un endurecimiento de las penas para los asesinos.