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Aprovechando lo incómodo que es a veces denunciar a un club de alterne, una banda consiguió estafar 125.000 euros a extranjeros que visitaban dos prostíbulos de Magaluf.

La organización estaba formada por rumanos y también contaba con la colaboración de dos empresarios. Los delincuentes del Este sustraían tarjetas de crédito a turistas y después, con la ayuda de los dos comerciantes, las pasaban en sus datáfonos. A una empresa de mudanzas le estafaron 7.600 euros y a otra 42.000. Sin embargo, la gran estafa se produjo en los dos clubes citados.

Los clientes, casi siempre extranjeros, llegaban bebidos y antes del servicio tecleaban su número pin, para pagar. Cuando estaban acompañados de la chica, algunos miembros de la banda registraban sus ropas disimuladamente, hasta encontrar la tarjeta. A continuación, la volvían a pasar por el datáfono.

El turista no descubría lo ocurrido hasta un tiempo después y en muchas ocasiones, al tratarse de varones casados, preferían no interponer denuncia.

Con la investigación de la Guardia Civil del Pont d'Inca se han aclarado veinte actos delictivos y se ha imputado o detenido a una decena de implicados, entre ellos el cabecilla de la banda, que ya ha ingresado en la prisión.