El can se encontraba en una pequeña jaula sin comida. | Redacción Sucesos

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El perro, un pastor mallorquín negro, estaba encerrado en una jaula pequeña de una finca de Sóller. Extremadamente delgado, desnutrido, abandonado. No tenía comida ni bebida. Estaba cubierto de llagas en la piel y rodeado de sus propios excrementos.

Su dueño era un joven de 22 años que dice que sufría una depresión. «Si no podía cuidar de mí, no iba a cuidar al perro», manifestó el acusado en el juicio por maltrato animal celebrado este jueves en Palma. El Ajuntament de Sóller, personado como acusación particular, reclama una condena de un año de cárcel para el joven.

Los hechos ocurrieron en octubre de 2013. Un vecino avisó a la Policía del estado lamentable en el que se encontraba el can. «Yo estaba en casa de un amigo desde hace cuatro o cinco días porque no estaba bien. Hacía una semana que no daba de comer al animal». El propietario del animal reconoció que había intentado suicidarse dos veces y que estuvo ingresado en Son Llàtzer. «Hacía cinco o seis años que lo tenía y siempre me había ocupado de él».

El exalcalde de Sóller, Carlos Simarro, que era veterinario, acogió al animal y luego se lo entregó a un vecino del municipio. Dos policías locales relataron en el juicio que el joven les dijo que no quería cuidarlo. La abogada del acusado pidió la absolución porque el joven sufría depresión.