La mujer acusada de arrebatar la placa a una doctora en Manacor. | Redacción Sucesos

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«Siento rabia e indignación, no entiendo qué falló. Estaba mal, necesitaba que alguien me ayudase y no que me hicieran más daño del que sufría», relata la mujer que el pasado 8 de noviembre fue juzgada por arrancarle la placa identificativa a una doctora del hospital de Manacor.

La paciente ofrece su versión, asegura que estaba bajo los efectos de los fármacos y defiende que se produjeron errores en el protocolo de su ingreso. Y es que en el PAC de Felanitx, donde se le atendió en primera instancia, se solicitó que ingresara en urgencias de psiquiatría -en mayúsculas- al encontrarse bajo los efectos de una ingesta masiva de antidepresivos. Apenas recuerda el lunes 6 de noviembre en el que fue detenida. Tres días antes había recibido una noticia muy grave y tomó multitud de pastillas para dormir y olvidar. Pasó tiempo encerrada, entre el sueño y al borde del abismo, hasta que el lunes ingirió un cóctel explosivo de antidepresivos. Condujo sin rumbo hasta Felanitx, donde la Guardia Civil la encontró desorientada y agresiva y la trasladó al PAC. «Era como estar en una película. Recuerdo pequeños detalles. No soy una delincuente y lo que me pasó fue por tratar de evitar afrontar algo personal. Si pudiera cambiar las cosas lo haría», refleja. «Mi único delito es estar mal en aquel momento en el que estaba bajo la influencia de benzodiacepinas», añade.

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En Felanitx se determinó su derivación a Urgencias de Psiquiatría, pero en el hospital de Manacor no se sigue el protocolo denominado de «contención» para tratar a pacientes en una situación como la suya y es ingresada en las urgencias generales. Allí, aún fuera de sí por los fármacos, discutió con la doctora y en la discusión le arrancó la placa sin causar mayores daños. Asegura que un celador la hizo salir y que una vez fuera fue ella la que llamó a la policía, que no denunció agresiones a los agentes.

Quiere cerrar este episodio cuanto antes, pero que no caiga en el olvido su experiencia. «Pido disculpas si hice algo que no debía, pero creo que alguien debe pedir disculpas sobre cómo actuó conmigo ya que en ese momento era una paciente en una estado que requería ayuda. Solo pido que esto no le vuelva a pasar a nadie y que la próxima vez se mire bien todo antes de actuar», concluye.

La paciente aceptó una condena de dos meses de cárcel –pena que le fue suspendida al no tener antecedentes– y una multa en el juicio rápido celebrado en Manacor. «La recomendación de mi abogada era llegar un acuerdo y cerrar la etapa. Eso hice», asegura. Ahora, tras asesorarse, estudia acciones legales.