Cristóbal Villalonga, en la entrada de la Jefatura Superior de Policía en la calle Simó Ballester de Palma. | Alejandro Sepúlveda

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Cristóbal Villalonga (Madrid, 1953) parece un clon de Vicente del Bosque. El subjefe de la Policía Nacional, ya jubilado, tiene el mismo aspecto físico que el extécnico de la Selección Española de fútbol. Y una forma de hablar muy parecida. Es calmado, sabe cómo tratar a sus compañeros y cuenta con una memoria prodigiosa. Villalonga ha trabajado como policía 44 años. El jefe superior, Antonio Emilio Jarabo, dijo en la comida de despedida que lo importante es llegar bien hasta el final: «Tú eres un afortunado, la cabeza la tienes bien y además tienes una buena familia».

—Sus compañeros aseguran que se encuentra en plenas facultades. ¿Podría haber continuado?

—A mi juicio, sí. Yo se lo decía al jefe. Me encuentro bien de salud y de cabeza, también. Me gusta el trabajo, disfruto y mi intención era continuar. No tengo la mentalidad de jubilado. Es una papeleta retirarte en estas condiciones, sobre todo cuando amas el trabajo que haces.

—¿Cómo ha cambiado la Policía de ayer y de hoy?
—Se ha modernizado en medios, sobre todo. En Maó había una máquina de escribir que necesitabas ir al gimnasio para teclear. Había que escribir correctamente, lo mejor posible, porque no se podía corregir salvo por el Tipp-Ex famoso. Ahora hay muchas herramientas para hacer investigaciones, ha sido una modernización integral.

—Podría hacer una radiografía de la delincuencia en Mallorca.
—La delincuencia ha evolucionado como la sociedad. Antes era rudimentaria y ahora son grupos organizados que no se circunscriben al ámbito balear. Hay mucho movimiento. Es muy importante tener una buena coordinación y colaboración entre las policías de hoy en día.

—¿Cuál ha sido el momento más duro?
—No se puede decir duro, pero sí he estado concentrado en determinadas inspecciones oculares en las que necesitas ser metódico y no cometer errores para obtener las pruebas que puedan incriminar a los autores. Una de las actuaciones importantes fue cuando hubo el intento de atentado contra el Rey en 1995.

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—¿Podrían haber matado al Rey?
—Es una parte de la investigación y yo no participé. Creo que esperaban órdenes o no tenían clara la fuga. Para ETA la huida siempre fue primordial. Podrían haberlo matado porque estuvieron tiempo alojados en ese piso, pero lo digo en condicional.

—¿Qué opina de la trama de corrupción policial en Palma?

—Puedo decir poco porque no conozco en profundidad el detalle. Los jefes no nos hemos metido en el tema de las investigaciones. Las ha llevado sin ninguna injerencia el Grupo de Blanqueo.

—Tuvo algún encontronazo con el fiscal Subirán.
—Por el cargo que ocupaba, yo era un poco el interlocutor de cosas ajenas a la investigación, como los incidentes o los seguimientos que pudiera tener.

—¿Ha habido errores en la investigación?
—No se lo puedo decir hasta que no termine la fase actual.

—¿Es habitual el intercambio de mensajes de WhatsApp entre un policía y una testigo protegida?
—A mí no me parece bien que se utilice el WhatsApp, una herramienta abierta al público, para intercambiar mensajes de trabajo o difundir otras cuestiones operativas. Debemos utilizar nuestros canales propios.