En este caso, comentando las labores de extinción del terrible incendio que ha consumido parte de la catedral de Notre Dame de París, y lo que, en su opinión, representa una manifiesta falta de pericia por parte de los bomberos y los servicios de extinción galos.
Además de cantar, Soto debe ser un experto en apagar fuegos, especialmente aquellos que se producen en entornos de patrimonio histórico, artístico y cultural de valor incalculable, a juzgar por sus comentarios vertidos en Twitter poco después de que todo el mundo mirara con espanto a París, tras conocerse el incendio en su catedral más emblemática.
Soto no entendía cómo nadie, ante tamaña desgracia, no «ha cogido un helicóptero para apagar el fuego teniendo el Sena al lado».
Es un argumento que muchos compartían, muchos que no son los especialistas que trabajan en el terreno, y que apuntaban a que la descarga aérea podía hacer más daño que bien a la ya de por sí maltratada estructura.
El argumento abundó este lunes a última hora de la tarde en los comentarios de sofá y barras de bar, pero alguien como el propio presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, también sugirió que sería bueno atacar las llamas desde el aire.
No obstante Soto no se quedaba aquí. No solo es experto antiincendios, sino que también especulaba con la posibilidad de que algún desaprensivo haya querido herir donde más duele, y que exista una mano negra queriendo destruir el «gran símbolo del cristianismo francés, en plena Semana Santa».
Como es natural, su comentario no pasó desapercibido y fueron muchos los que le contestaron. Algunos, los menos, se muestran interesados por sus teorías y las comparten; otros sin embargo le invitan a no hablar desde el desconocimiento.
Soto, ante tal avalancha de críticas, recapacitó, borró el polémico tuit e hizo en su lugar otro, poniendo en valor eso de que rectificar es de sabios.
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Mas vale estar callado y parecer tonto, que escribir en Twitter y despejar todas las dudas. Los mismos cuñaos de siempre. Aburren a las moscas