Un biombo separaba a la víctima del acusado, ambos de nacionalidad búlgara. Y no a petición de ella precisamente, tal y como se pudo comprobar en el juicio. «Hay cosas que exageré bastante en la denuncia; le amaba y lo sigo haciendo», dijo la perjudicada. A pesar del nuevo discurso, la Fiscalía mantuvo su postura inicial de solicitar 16 años de cárcel para la expareja de la mujer por unos hechos que tuvieron lugar hace año y medio.
Al procesado, que se encuentra en prisión desde el 30 de octubre de 2017, le imputan hasta seis delitos: agresión sexual, malos tratos, detención ilegal, coacciones, quebrantamiento y hurto.
Orden de alejamiento
El acusado negó todos los hechos menos uno: el de quebrantamiento. Explicó, ayudado por una intérprete, ante el tribunal que el mismo día que le pusieron medidas cautelares para no acercarse a su expareja durmieron juntos. «Es cierto, aquella noche la pasamos juntos», relató. El resto de delitos los negó. Rechazó haberla agredido en distintas ocasiones y que la obligara a mantener relaciones sexuales en un agroturismo de la isla donde se hospedaron unos días.
Sobre el presunto hurto de un móvil a su exnovia dijo que se lo regaló, extremo que confirmó la mujer. «Tenía tres y le di uno», dijo. Además de la pena de 16 años de cárcel, también solicitan que el acusado indemnice con 10.000 euros a la víctima. La defensa, ejercida por Carlos Portalo, pidió la absolución de su cliente porque los hechos «no han quedado acreditados», sostuvo.
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