Patricia Ramírez, madre del niño de ocho años Gabriel Cruz, ha declarado en la tarde de este martes a puerta cerrada ante el tribunal de jurado y lo ha hecho cara a cara con la procesada por el crimen, ya que ha pedido que no se pusiera biombo para evitar el contacto visual con ella.
Ha permanecido en sala durante 40 minutos y ha respondido a las preguntas que le han formulado tanto las acusaciones como la defensa, como lo ha hecho el padre del pequeño, Ángel Cruz, quien sí ha pedido no ver a quien fuera su pareja sentimental, al igual que la abuela paterna y una prima menor de edad de niño.
Durante la sesión de tarde se han sucedido las declaraciones, que han sido ágiles en relación a las testificales de la mañana, ya que Ángel ha sido interrogado 30 minutos mientras que su madre ha declarado en 15 minutos y la menor, apenas ocho minutos.
Tras la conclusión de estas testificales, ambos han abandonado el Palacio de Justicia de Almería por separado. Patricia lo hacía en primer lugar acompañada por el psiquiatra clínico que también ha comparecido en juicio este martes en calidad de testigo y un rictus de dolor evidente en su rostro tras el trance, al que ha acudido con una camiseta estampada de 'pescaitos'.
A continuación, ha salido de la sede judicial Ángel Cruz junto a su madre, la prima menor del pequeño y varios familiares que le han arropado también a la llegada. Lanzando miradas al cielo constantes, ha dado las gracias cuando se dirigían a él para expresarle solidaridad y cariño.
El letrado de ambos, Francisco Torres, ha asegurado a los medios de comunicación al término de la jornada que ha sido «muy duro» aunque no se ha aportado «nada novedoso». «Es muy complicado y es una cosa que tenían que pasar pero si para mí es muy duro, muy duro es para toda la gente», ha trasladado tras prolongado silencio de cinco segundos.
Sin entrar en detalle al ser las testificales a puerta cerrada, ha indicado que los cuatro se han ratificado en las manifestaciones realizadas en instrucción y ha rechazado que las preguntas hayan estado dirigidas a «intentar apuntalar» los delitos de lesiones psíquicas y contra la integridad moral que imputan las acusaciones a Ana Julia Quezada.
«Creo, sinceramente, que es todo muy obvio y que lo que hace falta es que nueve personas, que son el jurado popular, lo vean exactamente igual que yo. Es muy claro el asunto», ha remarcado, al tiempo que ha insistido en «la maldad infinita, la frialdad terrible» de la procesada.
Por su parte, el abogado Esteban Hernández ha expresado su respeto al «dolor» de la familia «con independencia de nuestro criterio procesal al respecto» y ha apuntado que la «reacción» de los padres de Gabriel Cruz en sala «era previsible».
«Siempre es desafortunado que haya testigos porque a todos nos afecta. Ningún sufrimiento nos es ajeno y siempre podemos empatizar con eso», ha concluido.
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