Durante la madrugada reventaron los cristales de varios vehículos.

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Los vecinos de la barriada palmesana de Camp Redó, conocida popularmente como Corea, no pueden más. Los residentes han padecido este miércoles una ‘madrugada infernal', tal y como refleja desde la cuenta 'Palma barrios' en Twitter.

En torno a las dos de la madrugada, el barrio se despertó por el estruendo de petardos en la zona. Un hoguera, en plena calle, presidía una particular fiesta vecinal organizada por un grupo de incívicos que desde hace años se han apoderado del control del barrio.

Venta de drogas, amenazas, robos, ocupaciones, incumplimientos sistemáticos del toque de queda, música a todo volumen y gritos son la tónica general de un barrio donde la falta de vigilancia policial y el incumplimiento de las restricciones derivadas de las COVID-19 están a la orden del día.

Los parques ubicados en las calles de Can Simonet y Cotlliure son el escenario elegido para hacer botellones masivos a plena luz del día. Es más, cuando pasa algún vehículo policial por la zona no dudan en lazar botellas o basura sobre el mismo. Camp Redó se ha convertido en una auténtica ciudad sin ley.

Los vecinos no pueden descansar y los niños llevan años sin poder utilizar los parques públicos. Todo ello derivado del control que han adquirido algunos clanes, muchos de ellos dedicados a la venta de droga. Tienen a los residentes atemorizados y las amenazas son constantes. «La Policía Local de Palma debería hacer cumplir las ordenanzas municipales pero parece que tienen miedo de venir», apunta un vecino de la zona que prefiere mantener su anonimato para evitar represalias.

Por su parte, los residentes también solicitan una mayor implicación por parte de la Policía Nacional para tratar de acabar con los clanes gitanos que venden droga las viviendas.