Los procesados recibieron en Mallorca el velero Eagle Ray, con bandera del Reino Unido, en septiembre de 2020. La embarcación pertenecía a un ciudadano checo, pero en realidad era propiedad de una estructura criminal dedicada al tráfico de sustancias estupefacientes que había contratado a los dos acusados para transportar la droga en el velero desde las costas de Marruecos a Europa.
Los narcotraficantes abandonaron la Isla el 17 de septiembre con destino a la costa atlántica de Marruecos, donde personas desconocidas de la organización criminal les entregaron la mercancía. El día 24, funcionarios de Vigilancia Aduanera, con la colaboración de la Policía Nacional, autorizados por la Justicia del Reino Unido, abordaron el Eagle Ray en aguas jurisdiccionales españolas y detuvieron a los acusados a bordo. Los policías remolcaron la embarcación hasta el puerto de Algeciras, donde procedieron a su registro.
Los investigadores localizaron 305 fardos que contenían tabletas prensadas de más de 100 gramos de hachís. El peso de la sustancia intervenida ascendía a las ocho toneladas. La droga estaba destinada a ser vendida en Europa por parte del grupo criminal que contrató a los dos rusos para realizar su traslado desde Marruecos. Los agentes también intervinieron a los traficantes cinco móviles, un disco duro, dos tables, dos aparatos GPS, así como diversa documentación y 800 euros.
La operación Goleta-Gratil, impulsada por la unidad operativa de Vigilancia Aduanera de Mallorca, condujo a la aprehensión de cinco narcoveleros y la incautación de 25 toneladas de droga. Cuatro de las embarcaciones fueron apresadas por las patrulleras de Vigilancia Aduanera y una quinta por el buque de Acción Marítima de la Armada. Un total de 25 personas fueron detenidas por su implicación en las descargas. Se trata de la mayor operación contra el tráfico de hachís realizada en España.
«Esta organización utilizaba Mallorca como punto de logística. Aquí descansaban o esperaban instrucciones para distribuir la droga al resto del mundo. Podemos decir que era un punto de espera», explicó el inspector Joaquín Molina, del Grupo I de Estupefacientes. Por su parte, Ernesto Carvajal, responsable de la unidad operativa de Vigilancia Aduanera, añadió: «El momento más crítico fue cuando se abordó el barco con la vía de agua. Durante horas, nuestros hombres se jugaron la vida. El resto de asaltos fueron muy normales».
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