El joven, según la versión de la chica, le invitó a una fiesta por la noche en la vivienda de alquiler vacacional en la que se alojaba junto a unos amigos. La chica, que se encuentra de vacaciones con amigas en Mallorca, aceptó la invitación.
Durante la fiesta, los jóvenes estuvieron jugando y bebiendo hasta que comentaron a las chicas que se tenían que marchar porque hacían mucho ruido. La denunciante y sus amigas regresaron a la casa en la que estaban hospedadas y escasos minutos después recibió un whatsapp del presunto agresor pidiéndole que regresara a la villa sola. La perjudicada accedió y al llegar se dirigió a la habitación del joven, donde mantuvieron una conversación durante 20 minutos, según fuentes de la investigación.
Los dos jóvenes se besaron y continuaron hablando hasta que, en un momento dado, el presunto agresor la agarró, le quitó los pantalones además de la ropa interior y la forzó.
La chica, según su versión, se quedó completamente bloqueada hasta que, al cabo de unos minutos, se zafó y le dijo que no quería tener sexo con el agresor.
La denunciante le dijo que se marchaba de la vivienda y, mientras se vestía, el joven la cogió de la muñeca para que no se fuera de la habitación, pero la chica al final huyó por una puerta trasera.
La víctima llamó a sus amigas y se quedó en la calle hasta que estas llegaron junto a la Guardia Civil, que detuvo al presunto agresor y lo puso a disposición judicial el martes.
La jueza de Instrucción 3 de Inca, en funciones de guardia, tomó declaración al agresor y lo dejó en libertad con una orden de alejamiento de 300 metros sobre la chica. El detenido aseguró que las relaciones sexuales fueron consentidas en todo momento.