Socorristas, policías y guardias civiles trasladan el cuerpo sin vida de uno de los dos turistas fallecidos en Cala Mesquida. | Alejandro Sepúlveda

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Los expertos en emergencias y en meteorología consultados este viernes por este periódico coincidieron en señalar que el fenómeno del jueves en Cala Mesquida, cuando se formó una tormenta en minutos que descargó una gran cantidad de rayos y mató a dos turistas en la playa, será cada vez más habitual y violento en el Mediterráneo debido al cambio climático.

Joan Pol, jefe de Servicio de Ordenación de Emergencias del Govern, advirtió este viernes en declaraciones a Ultima Hora que lo ocurrido en Capdepera «ha sido algo súper excepcional, pero que puede ocurrir». Y lanzó un aviso a navegantes: «Nos tenemos que ir acostumbrando porque en el Mediterráneo las tormentas serán más frecuentes. Hemos de adaptarnos a esta nueva realidad». Con todo, apuntó a que los servicios de emergencias cuentan con sistemas muy avanzados para conocer de antemano las novedades meteorológicas, pero advertir de ellas en ocasiones es complicado: «¿Cómo trasladamos esa información a la población sin causar pánico?».

Evacuar las playas

Pol añadió que, en un caso como el de Cala Mesquida, es necesario desalojar rápidamente la playa y que los bañistas lo dejen todo en la arena, «hasta las sombrillas». Por su parte, el coronel de la Guardia Civil y actual director general de Emergencias del Govern, Jaume Barceló, explicó que se había tratado de una desgracia «que le puede pasar a cualquiera» y añadió que los socorristas de la playa, nada más detectar la tormenta, «pusieron la bandera roja», para que nadie entrara en el agua.

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En la misma línea que Joan Pol, Barceló manifestó que los servicios de Emergencias poseen una herramienta de previsión meteorológica muy moderna y efectiva y recomendó que la población «esté muy al tanto de los avisos del 112 y se los tome muy en serio». «En las playas, siempre hay que seguir las indicaciones que dan los socorristas», concluyó.

Este periódico se puso este viernes en contacto también con el forense Javier Alarcón, que explicó que la «muerte por fulguración», producida cuando te impacta un rayo, deja una señales en el cuerpo muy específicas, conocidas como «las flores de Lichtenberg, que son unos dibujos arborescentes, únicos». En esos casos, la patología de la muerte casi siempre es cardíaca, «por una alteración súbita del ritmo del corazón».

Con todo, Alarcón advirtió que las posibilidades de morir abatido por un rayo son remotas: «Creo recordar que son de un 0,03 por cada millón de habitantes». El prestigioso forense no ha tenido en Mallorca ningún caso mortal relacionado con rayos, «pero sí asistí a uno en Madrid». Alarcón, por último, remarcó que «va de la tierra al cielo, y no al revés como se cree erróneamente».

Por otra parte, tras practicarse la autopsia a los cadáveres de Daniel Markus Wieser, suizo de 65, y Lars Plotner, alemán de 52, todo está previsto para la repatriación de los cuerpos a sus respectivos países. El examen forense ha confirmado la muerte por fulguración de ambos. El informe confeccionado por la Guardia Civil será remitido en breve a un juzgado de Manacor, que es el que instruye las diligencias por la doble muerte en Cala Mesquida. Los medios de comunicación de Alemania y Suiza se han hecho amplio eco de la noticia, incidiendo en la mala fortuna que tuvieron los dos turistas. Uno de ellos estaba de luna de miel y el otro celebrando su jubilación.

El apunte

En 1995 un turista murió por un rayo en Santa Ponça

En los archivos policiales consta, al menos, un muerto y seis heridos graves en los últimos treinta años en Mallorca por caídas de rayos. La víctima mortal fue un turista italiano de 30 años de edad, llamado Alejandro Poli, que se cobijó bajo un árbol durante una tormenta en Santa Ponça, el 24 de agosto de 1995. El varón estaba acompañado de su pareja, Estefanía Ballini, y de un matrimonio formado por Fabio Poli, de 29, y Graziela Calconi, de 25, así como la hija de éstos, llamada Paula y que tenía dos años de edad. Un rayo les fulminó y el que se llevó la peor parte fue Alejandro, que falleció poco después. Su compañera resultó con lesiones muy graves. Hace unos años, un vecino de Inca también sufrió el impacto de un rayo cuando navegaba.